Los últimos años en Es Migjorn la política local ha vivido momentos de máxima tensión. La cuerda estaba tan tensada que el pueblo se ha dividido en dos: los que apoyaban al equipo de gobierno (de izquierdas) y los que estaban con el PP (de derechas). La crispación hace varios años que se ha adueñado de la política local, hasta el punto que el alcalde (Pere Moll) y el portavoz de la oposición (Ramón Verdú) no se hablan, más allá de los rifirrafes en los plenos y las declaraciones y las réplicas en la prensa.
Los orígenes de estos desencuentros entre PSOE y PP se remontan a los tiempos de Pere Riudavets (precisamente uno de los impulsores del golpe de mano en el seno del PSOE de Es Migjorn contra Moll) y a las denuncias interpuestas por el PP, que acabaron con la dimisión de Riudavets en marzo de 2007, hace ahora precisamente diez años. Dos meses después hubo elecciones. El PSOE llegó herido de muerte, aunque sobrevivió, pero su natural compañero de viaje (Alternativa pes Migjorn) no pasó página y se alió con el PP de Andreu Moll, con gobierno de coalición incluido. Al final la que murió fue la agrupación izquierdista que cuatro años después (en 2011) ya no se presentó a las elecciones. El PSOE (gracias a la pésima gestión del PP en Es Migjorn) logró la mayoría absoluta, pese a la debacle generalizada en toda España.
Con el primer gobierno socialista de Pere Moll, llegó también un «nuevo» PP, en el que algunos dirigentes populares locales de los años de Pere Riudavets volvieron a mandar en el partido. Lejos de olvidar viejas rencillas, la crispación ha llegado a límites inimaginables. El PP ha basado su oposición en denuncias y más denuncias en los juzgados, y el PSOE se ha defendido criticando la judicialización de la política. Entre tanto, Moll iba y venía de los juzgados, acusado de hacer caducar un expediente de obras ilegales en su casa, perdonar hasta 19 multas de tráfico, supuestamente beneficiar al marido de Elena Baquero o conceder dos licencias urbanísticas presuntamente repletas de irregularidades.
El PSOE tan dado últimamente a las crisis se ha metido en un charco de forma inexplicable (al menos con los argumentos dados hasta el momento) y hará lo que no ha logrado ni el PP, ni las imputaciones judiciales: echar a Pere Moll de la alcaldía. El pueblo (políticamente) ha pasado de estar partido en dos, a estar troceado en tres, ya que la situación política actual provocada únicamente por el PSOE ha obligado a los migjorners a tomar partido entre el alcalde Pere Moll, el PSOE o el PP.
Y mientras tanto, en Es Migjorn sigue sin haber un partido de la izquierda alternativa, el PSOE está más dividido que nunca y el PP sigue sin levantar cabeza, tras el batacazo vivido en las elecciones de mayo de 2015. El panorama en Es Migjorn es más incierto que nunca y quedan por delante dos años largos para recomponer fuerzas antes de unas nuevas elecciones locales.
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