Ya han pasado unas semanas desde las elecciones en Estados Unidos, semanas que han sido de tensión en espera de lo que pueda pasar. La noticias van emergiendo sobre quiénes pueden ocupar los diferentes ministerios, estas noticias confirman los peores temores que se tenían sobre Trump. Son personas extremadamente conservadoras y algunas de ellas con fuertes prejuicios racistas.
Esto en sí es preocupante para el futuro, pero aún hay peores síntomas que estos. La campaña de Trump alentó mucho el odio y ese odio oculto en parte de la población se ha desatado. El número de incidentes de tipo racista ha aumentado considerablemente y las amenazas a inmigrantes y personas de color se han multiplicado creando un clima de tensión en muchas partes del país.
En Estados Unidos los llamados crímenes de odio, ataques basados en prejuicios raciales, religiosos, sexuales, etc, suelen ser elevados. Por ejemplo, según el FBI en el año 2013 hubo 5.928 incidentes con 7.242 víctimas. Esas cifras oscilan de año en año, pero dan una idea de la dimensión del problema. Claro, estos son incidentes denunciados a la policía, como uno puede imaginar, hay muchos que no se denuncian.
La mayoría de estos incidentes son por cuestión racial, siendo las víctimas negros en la mayoría de casos, seguidos por mejicanos. En el caso de incidentes de tipo religiosos, las víctimas son en general judíos. Eso da una indicación de los prejuicios existentes en una parte de la población. Algunos de estos incidentes están provocados por grupos del Ku Klux Klan que están desparramados por todo el país.
Desde las elecciones, los incidentes de este tipo se han incrementado. Quienes tienen fuertes prejuicios raciales se sienten que han ganado y que tienen derecho a expresar públicamente sus sentimientos. Muchos ataques se han dirigido a suramericanos, a musulmanes y a negros. En muchos casos han sido insultos escritos en paredes, puertas y coches, gritos por las calles amenazando la expulsión de inmigrantes. Lo peor es que bastantes de estos ataques han sido en escuelas, los niños hacen lo que ven a sus padres hacer.
En vista de estos actos y de la actitud de Trump, varios alcaldes han escrito manifiestos de apoyando a los inmigrantes y garantizando refugio en sus ciudades. Así ha pasado en la ciudad principal que tenemos cerca, en Knoxville, en donde la iglesia católica que apoyó a Trump en las elecciones se ha quedado muda en cuanto a protección de emigrantes. Espero que el resto de ciudadanos no hagamos igual y nos refugiemos en la complicidad del silencio.
La situación tiene parecido a lo que pasó en Gran Bretaña después del «brexit» y da cierto miedo que se extienda en Francia en las próximas elecciones. Aquí el temor es que esta situación pueda empeorar. Uno de los nuevos miembros del grupo de Trump hablaba de crear campos de internamiento para los musulmanes.
En Europa aún no creo que se hable de estas cosas, pero de facto existen y aunque no hay muchos crímenes de odio activos sí hay la complicidad del silencio en cuanto a los refugiados internados en campos en las fronteras y las numerosas muertes en el Mediterráneo. La pasividad de los gobiernos ante estas tragedias es también crimen.
Aunque la situación actual es muy diferente de la de los años 30 en Europa, hay muchos detalles que recuerdan aquellos tiempos horribles. Tenemos que tomar conciencia de que no podemos ser parte de esta complicidad del silencio tanto en Europa como en Estados Unidos.
Esta complicidad me recuerda unas palabras de Martin Niemöller, un pastor protestante alemán que pasó siete años en un campo de concentración nazi. Sus palabras se quedaron siempre en mí:
"Primero vinieron por los comunistas - yo no dije nada
Porque yo no era comunista
Luego vinieron por los sindicalistas - yo no dije nada
Porque yo no era sindicalista
Luego vinieron por los judíos - yo no dije nada
Porque yo no era judío
Luego vinieron por mi - y ya no quedaba nadie para hablar a mi favor."
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