Al día siguiente, Pedro reanudó su trabajo en el Savoy, Annette me llamó por teléfono: su madre iba mejorando, y ella me enviaba todos los besos no amortizados en Londres... Después del desayuno, armado de gabardina y paraguas, salí a la calle que, a estas horas del día, todas huelen a bacón y huevos fritos. El cielo entoldado, como casi siempre, más gente de color que nativos, una vibrante tocata de la Salvation Army en la plaza de Trafalgar, siempre tan atenta ella a nuestra alma…Y de repente, oigo un tropel de gente, con gritos, banderas y brazaletes, que van hacía Leicester Square, supongo que camino de Oxford street: es una manifestación de los sindicatos contra el Gobierno, que recorrerá esta calle hasta Hyde Park. (Mi periódico, el «Guardian», anunciaba el trayecto).
Ad libitum
El té de las cinco (5)
20/08/16 0:00
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