El otro día me asusté. Dijeron que caería lluvia con fuerte aparato eléctrico. Pensé que si el aparato eléctrico que iba a caer era tan fuerte lo menos sería una nevera. No podía ser una simple Philishave o un Turmix, que son aparatos más bien pequeños comparados con el tamaño de algunos frigoríficos, hornos, encimeras o vitro-cerámicas. Y es que incluso una lluvia de batidoras sería mortal de necesidad, mucho más perniciosa que cualquier granizada de primavera, de modo que si caían robots de cocina, televisores o lavadoras la catástrofe podría ser de órdago. Entonces recordé lo que solía decir mi amigo Paulino; solía decir: «Ojalá lluevan mujeres de espaldas». Es una clase de lluvia que nunca se llegó a dar, en vida de mi amigo, pero creo que no deberíamos perder la esperanza. Fue entonces cuando me di cuenta de la cantidad de aparatos eléctricos, comúnmente llamados electrodomésticos, que han invadido nuestros hogares. Todavía no hemos llegado a tener robots humanizados, pero al parecer estamos en ello.
Les coses senzilles
Aparato eléctrico
30/05/16 0:00
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