Queridos reyes Magos, y os sigo llamando queridos porque sé que este año lo habéis tenido chungo, incluso muy chungo. Llegar desde Oriente con esa cantidad de paquetes, esos ropajes y viniendo Baltasar no debe ser nada fácil. Además seguro que por el camino os habréis encontrado con algunas pateras cargadas de refugiados, con decenas y mujeres y niños, y eso le parte el alma y le toca el corazón a cualquiera... bueno, a cualquiera no, porque los dirigentes de esta vieja, xenófoba y cobarde Europa pasan del tema como de comer mierda, no solo no ayudan a solucionarlo si no que lanzan mentiras crueles para que los cabezas cuadradas de siempre vean en cada niño sirio un futuro terrorista, así se les indigeste el turrón a todos ellos.
Sé también que llegar a Menorca no es fácil, que si pillasteis temporal y los puertos estaban cerrados, entrar en avión debió ser una odisea, con las malas conexiones que hay. Si te cobran por embarcar una maleta un ojo y parte del otro, no me puedo ni imaginar lo que os habrán sacado por embarcar los camellos. Y una vez en tierra moveros por nuestras carreteras debió ser algo mareante, mucha rotonda acabada y mucha rotonda a medias, la locura megalómana de los amantes del cemento ha dejado su huella a pesar de todo.
Debéis saber que vosotros sois los únicos reyes a los que respeto, las monarquías son quistes anacrónicos, eso de que alguien sea rey por la gracia de dios suena a siglos muy pasados, pero qué le vamos a hacer, la caspa es aún muy abundante y la historia aunque siempre camina hacia adelante da, en ocasiones, enormes pasos de cangrejo.
Os digo todo esto para que tengáis muy claro que esta hoja de reclamación está hecha desde el respeto más absoluta, sin embargo tenemos que arreglar de alguna manera el desaguisado que ha supuesto este año para mí vuestra visita.
No he pedido la paz en el mundo, ni que se acabe la pobreza ni la desigualdad social, porqué que eso no os toca vosotros, les toca a otros, pero visto lo visto va a ser que a pesar de los esfuerzos de una admirable minoría, la mayoría esta más por cultivar su gen egoísta, que por currarse la solidaridad. Pedí tres sencillas cosas y no me ha llegado ni una sola, ni el casco de Darth Vader, ni la bufanda del Atlético de Madrid, ni el teclado nuevo para el ordenador, que tengo ya la letras borradas de tanto aporrearlas. Vamos, ha sido un tres a cero en toda regla, nunca me había pasado, ni cuando pedía cosas que ciertamente estaban por encima de lo que me merecía.
Pero es que además de no traerme nada de lo pedido, me habéis dejado tres regalos que hacen daño. El primero un puzle, cuando sabéis que para mí los puzles son laminas troqueladas y que con lo poco que veo todas las piezas me parecen iguales, para más inri el puzle es de Cristiano Ronaldo, sin comentarios. Lo segundo el libro «Rodrigo Rato. El gran Artífice» que alaba las proezas económicas de un gran gestor... toma, toma y toma, con el cachondeo, vaya tela de regalo. Y por último un DVD de cómo perder peso, marcar abdominales y acabar con las arrugas en solo cinco días, súper práctico y súper útil todo.
Mediante estas líneas, con el apoyo de mis queridos lectores, os pido que tremendo agravio sea resarcido, y que aunque no me traigáis nada, os paséis por casa a recoger lo traído. Por último disculpad si la hoja está algo pegajosa, la he escrito mientras me comía el Roscón y para colmo me he encontrado el haba. Vaya principio de año.
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