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El día 9 de noviembre 2015 en el Parlamento catalán se escenificaba la votación para declarar la ruptura con España, con un resultado que a cualquier iletrado de la política debería de servirle para darse cuenta de que ese parlamento está dividido en dos, lo que le hace ingobernable además de peligroso porque esa división, es el reflejo de cómo está la calle. A esa situación hay que sumarle el alto nivel de corrupción y un gobierno, el de Rajoy, nada dispuesto a parar de cuajo el bochornoso espectáculo. No quiero ni pensar qué barbaridades diría el PP si fuera Zapatero y su gobierno quienes actuaran como lo han estado haciendo ellos.

Zapatero y toda la corte de incapaces asesores no vieron venir la crisis. Rajoy y sus no más listos asesores nunca han creído que Artur Mas y la compaña iban a ir, como no se cansan de decir, a por todas.

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Hablar con los separatistas ¿de qué?, negociar con ellos ¿qué cosas?, cuando es lo cierto que si lo ven mal lo que harán es sacar la mayor tajada posible, como han hecho siempre. Hablar con los separatistas no sería para reducirles los derechos que ya tienen, en todo caso sería para aumentar exponencialmente el trozo de tarta gubernativa en aquellos aspectos que les sean favorables.

Rajoy está actuando con guante blanco. Le da pánico que lo de Catalunya pueda desbarrar, algo que por otra parte llevo mucho tiempo diciendo que puede pasar, aunque nadie tenga el coraje de decirlo con claridad. ¡No fotis! Aquí estamos civilizados. ¡Sí, claro!, como lo estaban en Sarajevo. Pues miren ustedes señores separatistas, en Sarajevo, en 1984, realizaron unas más que dignas olimpiadas de invierno, como lo fueron las de Catalunya en 1992, pero andaban enfrascados en aventuras secesionistas y así, los vecinos serbios- bosnios que una semana antes tomaban una copa juntos y compraban el pan a medias, sin que se les alcanzara el motivo ni la razón, empezaron a matarse los unos a los otros. Bueno, tampoco hay que andar hurgando en las miserias de otro país europeo. Aquí, y para más abundamiento, en Catalunya, el día 14 de abril de 1931 se proclama l'Estat Catalá. El día 6 de octubre de 1934 se proclama el estado catalán dentro de la República federal española, por parte del presidente de la Generalitat, Lluís Companys. Eso pasó a las 20.10. Algunos que lo saben afirman que antes de retirarse del balcón dijo: «Ara ja no direu que no sóc prou catalanista». Entre la noche después de la proclamación del estado catalán y el día siguiente, 7 de octubre, con los tumultos que se generaron, murieron 46 personas, 38 civiles y 8 militares, más de 3000 personas fueron encarceladas, la mayoría hacinados en el vapor «Uruguay». Algunos militares en juicios sumarísimos fueron condenados a muerte. El presidente y el gobierno de la Generalitat fueron juzgados y condenados por rebelión militar a 30 años de prisión y la autonomía catalana fue suspendida.

Por otra parte no acabo de entender las prisas. Es muy difícil que ahora en 30 días tengan que tener aprobado la seguridad social propia y una hacienda catalana. Por si todo este drama no fuera ya de por si lo bastante rocambolesco, es más que probable que todo acabe con incidencias en las elecciones legislativas del 20 de diciembre próximo y sólo Dios sabe en qué sentido. Cuando sucede que una sociedad está dividida, fragmentada, como han conseguido los políticos catalanes separatistas que esté Catalunya, reconducir la situación no es nada fácil, suele resultar carísimo, cuando no sangriento, que eso sí que sería ya verdaderamente el colmo, pero que puede pasar por más que nos cueste ahora aceptarlo. Y si no, recuerden los ejemplos que acabo de ponerles.