Desde que los neoliberales tomaron las riendas del país, la desigualdad económica en Estados Unidos ha aumentado considerablemente. En los años 80 y con el presidente Reagan empezó a desarrollarse el concepto de trickle-down economics, lo que podríamos traducir como economía del goteo. La idea era rebajar los impuestos y dar ayudas económicas los niveles económicos superiores y a las empresas porque esto se traduciría en una mejora para toda la sociedad. Los beneficios irían goteando de los estratos superiores a los inferiores y todos saldrían beneficiados. Esto no ha sido así, los beneficios se quedan arriba y no hay a penas goteo.
Si miramos los ingresos por familias que están por debajo la media de ingresos del país vemos que en los últimos cuarenta años y después de corregir por inflación se mantienen a un nivel prácticamente constante. En cambio para los que están por encima de la media podemos ver un constante crecimiento. Para familias con ingresos de un 60% del nivel máximo, el crecimiento ha sido del 9%, para las que están en el 80%, el crecimiento ha sido del 22% y para los niveles más altos, en el 95%, el crecimiento ha sido del 36%. Por tanto la desigualdad ha ido aumentando sin beneficios para los estratos económicos más bajos.
Estas teorías económicas han encontrado apoyo y justificación en ciertos sectores de algunas iglesias cristianas sobre todo en el Sur y Centro del país. Para estas iglesias no hay nada malo acerca de la riqueza, como dicen ellos hay que tener un adecuado entendimiento de lo que significa acumular riqueza. Dios no condena a nadie por ser rico, mientras administre adecuadamente esa riqueza. Agregan que si se siguen la enseñanzas de la Biblia eso llevará a la prosperidad y citan en su apoyo numerosos párrafos del Antiguo Testamento.
Los mismos ministros de algunas de estas iglesias cobran grandes sueldos y en algunos casos hacen ostentación de su nivel de vida ya que para ellos indica que Dios les protege. Por tanto, para ellos el que es pobre es porque no ha escuchado la palabra de Dios y no se esfuerza lo suficiente.
Pero no todos piensan así. Hay también múltiples iniciativas para ayudar a quienes están siendo empujados cada vez más hacia la pobreza. Este contraste entre quienes mandan con esa mentalidad neoconservadora y la voluntad de otros en seguir ayudando a quienes lo necesitan se ha reflejado recientemente en unos incidentes en Fort Lauderdale en Florida.
Un hombre de 90 años, Arnold Abbott, fue detenido junto a dos pastores protestantes, por servir comida a los sin techo en un parque de la ciudad. Según el detenido, un policía le grito "tire el plato al suelo inmediatamente" como si el plato fuera una arma y se lo llevaron. Los tres se enfrentan a una posible multa de 500 dólares cada uno y 60 días de cárcel. El hecho que Abbott tenga 90 años no impedirá que vaya a la cárcel si así lo decide el juez.
La reciente ordenanza municipal de Fort Lauderdale no impide distribuir comida a los sin techo, pero debe hacerse en puestos separados al menos 500 pies y al menos a la misma distancia de residencias privadas. Los residentes no quieren ningún contacto con los sin techo. En Estados Unidos y desde 2010 ha habido un aumento del 47% en el numero de ordenanzas municipales de este tipo.
La detención fue un domingo y el siguiente miércoles Abbott repitió la aventura. Ahora ya ha recibido cuatro citaciones por violaciones de la ordenanza municipal. Ese tenaz individuo lleva años alimentado y ayudando a los necesitados con su ONG LoveThyNeighbor y ha prometido seguir haciéndolo.
El progreso económico promovido por los neoliberales nos lleva a la marginación de un sector de la sociedad, la lucha de personas como Arnold Abbott me llenan de admiración y respeto. Pero no bastará con eso, hace falta una reacción del electorado para cambiar la forma de actuar de las clases dominantes en nuestras sociedades.
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