26/04/14 0:00
Cuando acontece la llamada Semana Santa, me sobreviene una cierta simpatía, adobada de tierna compasión, por su protagonista, Jesús de Nazaret. Para un agnóstico (la palabra ateo me parece demasiado rotunda al mismo tiempo que muy desolada) la figura histórica de Jesús no ofrece dudas, pero ni siquiera me las convoca el pretender que sea hijo de Dios... Jesús, como reconocen expresamente los mahometanos (y dado su cerril dogmatismo, es sorprendente) fue un profeta, una especie muy concurrida entre los judíos, que es el pueblo más metafísico de toda la humanidad , y que, por cierto, también practica su propia e irracional sharia . El hombre para el sábado y no al revés…