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Los menorquines ya estamos acostumbrados a que el transporte aéreo de la Isla vaya de mal en peor. Y lo más grave es que la sociedad, y sobre todo la clase política que nos gobierna, se ha resignado a ello.

El último ejemplo de ello ha sido la nueva declaración de Obligación de Servicio Público (OSP) con Madrid, aprobada por el Consejo de Ministros. A falta de conocer los detalles, se vislumbra que ésta será más perjudicial para Menorca que la anterior, que ya es decir. La anterior OSP, que entró en funcionamiento en marzo del año pasado provocó por un lado la marcha de Ryanair, que primero abandonó por obligación sus rutas invernales con Madrid y después decidió también dejar de operar con Barcelona, seguramente debido a la falta de rentabilidad a la hora de mantener en Menorca una única ruta. Con la marcha de Ryanair se acabaron los chollos de viajar a Barcelona y Madrid por apenas 20 euros, y a cambio nos ofrecieron vuelos más caros para ir a la ciudad condal y tragarnos el precio de referencia (es decir un precio mínimo) para ir a la capital de España de 79 euros por trayecto fijado por Air Nostrum, tras adjudicarle la OSP.

En definitiva que el Servicio Público aéreo a los menorquines no salió muy caro, ya que a parte de que nos cuestan más los billetes, a Air Nostrum se le pagó 1,5 millones de euros de todos los españoles (entre ellos también los menorquines) para operar por dos temporadas con Madrid, en régimen de monopolio. Pero el gasto público no acaba aquí, ya que al ser los billetes más caros, el Estado (que abona el 50% de la tarifa por el descuento de residente) también le cuesta más. Si antes un vuelo de ida y vuelta de un residente le podía costar al Estado 40 euros, ahora con Air Nostrum le sale por 160. Vamos un negocio redondo para las arcas públicas.

En su día se comentó que la ventaja eran los horarios y que había más frecuencias (dos diarias), algo que no negaré, aunque lo primero que se mira uno cuando viaja siempre es el precio, y allí perdimos por partida triple.

Lo triste es que lo único que ganamos con la anterior OSP, es decir que hubiera más frecuencias, se lo han cargado con la nueva, que nos deja cuatro días con un vuelo diario (de ida y vuelta) y los tres días del fin de semana con dos. Vamos 10 frecuencias semanales. Pero el que no se consuela es porque no quiere y ahora destacan la celeridad de la OSP aprobada y de que el primer vuelo de Menorca salga más temprano.

Uno lo que no acaba de entender es que Air Nostrum que tenía el servicio contratado (y pagado) hasta el mes de mayo, decida acabar de darlo, y no se les reclame nada a cambio. A mí siempre me habían dicho que si uno nos cumple un contrato se le penaliza, pero se ve que aquí se le aplaude y se le gratifica. Primero fue el Govern que el día que Air Nostrum anunció que dejaba la OSP destacaba que ésta mantenía la ruta (en abril y mayo) en régimen de libre mercado (se entiende con los precios que crea oportunos, que no sé por qué pero me da que no va a ser para bajarlos). Como si le tuviéramos de dar las gracias por hacer algo que se ha comprometido por un contrato.

Después fue el Ministerio de Fomento con la aprobación de la nueva OSP se vio que cumplía a rajatabla lo que pedía Air Nostrum. Desde el pago de 2,4 millones de euros (por dos temporadas), menos frecuencias (una diaria cuatro días y dos los otros tres) y mantener los (altos) precios. Se trataba de una petición legitima por parte de una empresa que quiere rentabilizar el negocio. Igual de legítima que lo que pedía el Consell y el Govern de que hubiera más frecuencias. Al final el Gobierno decidió hacer más caso a la aerolínea que a las instituciones de las Islas. Me pareció como aquel concurso público en los que se pactan las condiciones entre la administración y la persona que se quiere que ocupe la plaza.

Ante ello lo lógico hubiera sido que el Govern y el Consell manifestaran su disgusto ante el Gobierno de Rajoy por no hacerles caso y reducir frecuencias. Pero no, nuestros representantes salieron públicamente a expresar su satisfacción por la celeridad de la aprobación de la nueva OSP. En fin indignante, aunque a decir verdad ya nada sorprende. Y ahora, a la espera de cual será el próximo paso atrás. De momento ya se ven venir un par más: la subida de tasas y el inicio del proceso de privatización de AENA.