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Contrariamente a lo que se cree el verano no es época propicia para el descanso. La actividad social se recrudece y es inaudita la cantidad de comidas, cenas, reuniones, copas, etc. que se convocan. Llegas a septiembre destrozado. ¿Puede que la crisis incentive ese frenesí organizativo? ¿Estamos todos tan nerviosos que necesitamos "movernos" más? Bien pudiera ser.

Ya se ha inaugurado la temporada para ese tipo de ardor veraniego. El viernes nos invitaron a una cena de cumpleaños en Sant Lluís. Como llegábamos pronto pensamos en visitar Binifadet para pasar el rato. Increíblemente todavía no había tenido la oportunidad de visitar las instalaciones de la familia de mi buen amigo del "Insti" Carlos Anglés (Sr). Son magníficas.

Nada más llegar divisamos a unos entrañables amigos madrileños que acababan de llegar a la Isla. Nos sentamos con ellos pero antes también saludamos al vicepresidente de "la entidad cultural" por excelencia y a su compañera, otra querida amiga. Cumplimentamos a otras amistades. Un menorquín ya no puede ir de incógnito en su isla. Todo el mundo está en todas partes. Todos miran a todos. Paladeamos una copa de vino blanco y al irnos compramos una botella para la fiesta del cumple.

Llegamos puntuales. Doce comensales. La cena de marisco fresco traído ex profeso de Galicia es magnífica. Una fiesta gastronómica. Gracias P & MJ. Las botellas van cayendo, los estómagos se van llenando y las risas van fluyendo. Los invitados son mayoritariamente de color conservador. De regreso la suerte nos evita un control de la Guardia Civil en la rotonda de Binixíquer.

El sábado a mediodía toca un "Yzaguirre" en el casino de Sant Climent antes de ir a Binissafúller a otra comida de otro cumpleaños (50 years old) de otra amiga. Los invitados son esta vez de perfil "progre". Uno se encuentra bien en todos los ambientes y con todo tipo de gentes. La mezcla es internacionalista. Un conocido arquitecto me confiesa que él también estudió en los Escolapios de Sarrià (Barcelona). Le comento que en Mahón vive un sobrino de J. A. Samaranch que también estudió en nuestro colegio. Ya verán como acabaremos organizando un club de exalumnos.

El sábado a última hora se cancela una cena en casa de mi amiga la condesa. Menos mal porque el domingo tocó otra comida en la casa de Trebalúger de un amigo que participará en la próxima edición del Foro de la Isla del Rey. Por la noche Sergi y Lore, esa magnífica pareja de músicos, me deslumbran en Sant Climent. Un lujo.

Y así vamos pasando el verano hasta septiembre. ¿No tiene mérito resistir ese ritmo?