Sillas poco confortables

El pasado domingo respiré aire británico desde primera hora. Consecuencia, la preciosa vista del yate británico "Flying Fox", fondeado a poca distancia de la Isla del Rey y también, por supuesto, por compartir las horas dominicales con los "amigos" ingleses, que durante tantos años fueron los dueños de tan emblemático lugar.

Al llegar lo primero que hice fue visitar "nuestra" silla de tortura que servía, en tiempos pasados, para ¿tranquilizar? a las personas que no podían ser controladas mediante acciones poco violentas. Esta visión, de la jodida silla, así como la sala de autopsias, siempre me ha puesto los pelos de punta, o como decía Johan Cruyff: "la gallina de piel". Bromas aparte, y a pesar de la diferencia de los años (de las sillas), tenían una semblanza estética importante, con dos cometidos muy diferenciados, una para hacer tragar la comida y la otra como tranquilizante. Que conste que estoy totalmente en contra de estos métodos inhumanos utilizados. Estos días el sufrido contribuyente ha efectuado la declaración de la renta, ingresando a Hacienda (si ha salido positiva, of course); tendrá que pagar el IBI ingresando en Dalt la Sala; y si a esto le añadimos las subidas anunciadas de la luz, alcohol y tabaco…los nervios y la adrenalina se le han disparado al sufrido "paganini", todo ello es consecuencia de la pertinente bajada del saldo de la cuenta corriente. Menos mal que estamos en un mes de paga doble, instaurada hace muchos años sin que moleste como "memoria histórica" y por muchos años.

Estas dos sillas por supuesto no son recomendables bajo ningún concepto, como remedio para los nervios, adrenalina y estado precario de la cuenta corriente, había pensado con otro tipo de silla, más confortable y con terapia para relax: el sillón que en su día se compró el Consell Insular de Menorca. Como su función principal era para relax presidencial y en la actualidad no se halla en dicho despacho, sugiero que la pongan al servicio de los contribuyentes como prebenda al ciudadano, sin que sirva de precedente, por supuesto limitando el tiempo de uso, cita previa y si el presupuesto da para ello, una caña de cerveza gratuita.

Finalizo el dominical día con la imagen del precioso velero "Sylvia", surcando las aguas del puerto de Mahón con bandera británica, pienso que en mi corazón hay una pequeña parte que se siente inglesa… será por el apellido Barber? De hecho, si hubiéramos seguido siendo súbditos de "su graciosa majestad" ahora no tendríamos problemas para encontrar trabajo en el extranjero.