Hay personas tan empecinadamente partidistas que olvidan en sus intervenciones públicas que están haciendo el ridículo con lo que dicen. Por ejemplo, cuando sin pararse en el más elemental análisis afirman sin ruborizarse que Aznar creó tres millones de puestos de trabajo. En puridad, el Sr. Aznar no creó puestos de trabajo, más bien durante su mandato, vivió una época de esplendor. Los tres millones de puestos de trabajo le vinieron dados en su legislatura por una desaforada explosión del ladrillo sin ton ni son, consintiendo que la especulación urbanística creara un gigante con los pies de barro, una industria sin pies ni cabeza, que a la postre ha servido para hipotecar a miles de familias de por vida, que nunca creyeron, o no cayeron en la cuenta, que pagar por un piso el doble de lo que realmente debería de haber costado acabaría arruinándoles la vida.
Hace cinco años que empezó la crisis con la quiebra del sistema bancario americano; crisis que se expandió por América y especialmente por Europa a una velocidad de vértigo y que, aquí en España, generó de inmediato el estrepitoso desplome de la construcción, de la que PP y PSOE no pueden presumir de estar limpios de toda culpa.
El desplome de la construcción, por añadidura, está haciendo particularmente violenta la crisis española, acentuándola más que en otros países. Dicho esto, me pregunto si Aznar con los despidos en algunos casos con 45 días de indemnización, el doble que los de ahora; la jubilación a los 65 años; la presión fiscal completamente diferente; sin recortes administrativos de plantillas en la enseñanza pública, en los hospitales, ayuntamientos, etc.; sin generalizar la reducción de salarios y un largo etcétera más; si con todo eso "creó" 3 millones de puestos de trabajo ¿por qué Rajoy no le imita? No entiendo cómo, teniendo la solución dentro del partido de la derecha, van ahora a su aire, tanto que ya han creado más de un millón de nuevos parados, y hablamos de una población laboral ya exhausta, pues el mundo laboral, antes de llegar Rajoy, había recibido el impacto del desmoronamiento de la construcción, y, colateralmente del resto del tejido industrial. Fue como un tsunami cuyo centro neurálgico estuvo en la construcción.
¿Qué hay de verdad o qué hay de falso, entre crear tres millones de puestos de trabajo o propiciar más de un millón de nuevos parados en un año? Posiblemente ni Aznar creó jamás tres millones de puestos de trabajo ni Rajoy ha creado un millón de parados. Siendo serios, éstas y otras quiebras deben de analizarse en el contexto de la situación que propicia estos fenómenos, pero los hay que han preferido culpar de todos los males al gobierno anterior, y de todos los bienes al gobierno anterior del gobierno anterior, es decir, al Sr. Aznar.
En mi opinión, es tanta la hipocresía de sí mismos, de personajes tan dados al peloteo y el culto al líder, que se descalifican por sí mismos.
Para empezar, Aznar no soportó en sus ocho años de gobierno, ninguna crisis de esta naturaleza. Si le hubiera pasado lo contrario, le habrían aparecido parados como le aparecieron a Zapatero y a Rajoy. Es que resulta fácil perder de vista los orígenes de la situación en la que estamos. Primero fueron los bancos americanos con su quiebra; inmediatamente el miedo; después del miedo el pánico; y después del pánico el desbarajuste; el derrumbe financiero incluso político, especialmente en Europa. Léase Grecia, Portugal, Irlanda, Italia, Francia, España, Chipre, etc., coadyuvando en ese sin sentido el sistema euro, con la peculiar situación económica de cada país.
Hay personajes aznarizados, que desde sus atalayas mediáticas le alaban sin tino ni medida hasta ponerse en ridículo, afirmando que creó tres millones de puestos de trabajo. A todo ello sin hacer ninguna reforma laboral, y menos la de los despidos a voluntad del empresariado. Y mira tú por dónde, va ahora otro del mismo partido de la derecha y organiza la de Dios es Cristo, entre recortes y más recortes, y a la presente, lo que palmariamente es seguro, es que no ha podido evitar otro millón de nuevos parados. Creo, Sr. Rajoy, que debería hablar usted con Aznar.
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