Efectivamente, a los nacionalistas menorquines parece no gustarles el siglo XVIII. ¿Por qué le tenéis tanta manía? pregunté a uno de ellos hace unos días. Desde su óptica aseguran que ese siglo rompió la que ellos consideran "la identidad nacional" de la Isla. Defienden que aquella circunstancia histórica fue un obstáculo en lo que ansiarían fuera una nítida trayectoria identitaria de nuestra tierra. Por ello decretaron una "fatwa": todo lo relacionado con este tiempo histórico menorquín debe ser minusvalorado o disminuido con tal de mantener y, especialmente, sobrevalorar la identidad exclusiva y sin discusión posible de una historia que, ellos, han detenido en 1287. Así, recientemente, hemos leído como algunos historiadores, tintados de esa misma religión nacionalista, intentaban descafeinar aquel siglo relativizando sus logros para la Isla.
Recuerdo también un escrito hace un par de años de un muchacho mahonés que vive en Newcastle, descendiente de una conocida forofa que fue concejal del PSM. Impregnado del conocido mesianismo dogmático de su ideología, venía a dar respuesta a otro de Luis Alejandre, que poco tiempo antes había publicado en estas mismas páginas, donde defendía la importancia del siglo XVIII en el devenir de la historia menorquina. Alejandre no descubrió nada nuevo sino que vino a testificar lo que es evidente: que la Isla se "modernizó" y avanzó tanto social como económicamente en aquel tiempo desprendiéndose de lastres históricos que parecían inamovibles (castas sociales, aislamiento, dependencia exclusiva del sector primario, etc.) Un tiempo que cambió la Isla para bien y que trastornó también sus raíces socio-políticas. Las improntas dejadas fueron múltiples y no solo "visuales" (estéticas) sino también espirituales. Todo eso parecía disgustar a aquel muchacho nacionalista ahora desgraciadamente alejado de su "bressol"
Recordemos que fueron los franceses quienes fundaron Saint Louis y fueron los británicos los que levantaron Georgetown. No otros. Esos pueblos no los fundó ninguna cultura identitaria "al dente" sino los europeos que gobernaron a los menorquines durante aquellos casi cien años. Aquellos tampoco fundaron ninguna de las dos principales ciudades de la Isla que ya existían antes de su fecha amada. El XVIII nos introdujo al liberalismo y nos abrió al mundo.
En el mismo orden de cosas, fue especialmente bochornosa aquella otra ocurrencia de un concejal de Mahón (naturalmente también del PSM ¿cómo no?) que, aunque ni tan solo oriundo de nuestra ciudad, propuso con todo desparpajo "acabar d' esfondrar" los edificios de la Isla del Rey del Puerto de Mahón. Aquellas construcciones deben molestar porque remiten "per saecula saeculorum" (¡Amén!) a que la isla tuvo su "turning point" en el siglo XVIII. Si por fortuna aquella locura decayó, la obsesión de algunos, y la desfachatez de otros, consiguieron anular la referencia al mundialmente conocido Port-Mahon lo que significó abrir una crisis de identidad al reemplazar nuestro nombre histórico por el de un rudimentario y barato elemento de construcción. "!Vergonya, cavallers, vergonya!".
Menorca es hoy el resultado de una evolución social. No es la de 1287. Es una sociedad culturalmente mestiza. Solo hay que andar por la calle para darse cuenta de ello. La realidad es la que es y no la que algunos quieren imaginarse para agarrarse y justificar sus obsesiones localistas. A mí sí me gusta el siglo XVIII.
Notas
- "Time": nuevo y maravilloso disco de Rod Stewart. ¡68 and counting!
- Evidencia de crisis: Hasta final de abril las compañías de alquiler de coches menorquinas solo han comprado dos coches para esta temporada. Antes compraban varios cientos.
- Para conocer detalladamente el latrocinio al que la casta política nacionalista somete a los queridos amigos catalanes: "La pasta nostra" de Xavier Horcajo (Sekotia)
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