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En la ciertamente entretenida situación política actual de España destaca sin duda la presencia del factor femenino. Desde declaraciones de examantes que relatan sus secretos de cama con personajes mafiosillos hasta diputadas regionales tipo vedette (del Paralelo) que se escandalizan por ser espiadas cuando comen en el sitio donde reinan los espías, desde secretarias generales de partidos conservadores que mienten de todas-todas, hasta "consejeras" regionales nacionalistas que distorsionan las sentencias del Tribunal Supremo. Desde conocidas ambiciosas revestidas de españolistas ("mande firmes") hasta simples "tontas del bote" que se creen con capacidad para engañar al pueblo. Todas ellas entran en la viña del Señor. Todas conforman una magnífica ensalada. Un buen ejemplo del factor femenino en política.

Pero todos estos pequeños personajes de clase media burguesa no se pueden comparar con la presencia en los medios de una auténtica Alteza Serenísima cuya presencia física y psíquica ciega a muchos hombres. La seducción femenina normalmente ayuda a triunfar en los negocios. Si esa seducción se asocia a una evidente inteligencia y se bate con una generosa dosis de "a touch of class" el resultado puede ser un cocktail realmente explosivo: "Sex on politics" (on the rocks, of course).

La película "Armas de mujer" ("Working girl",1988) mostró las fórmulas que todos conocemos de cómo algunas mujeres triunfan en los negocios utilizando no solo su inteligencia sino también sus encantos de género. Son las conocidas "armas de mujer". Utilizar esos dones lo creo normal e incluso honesto. Lo hemos visto a lo largo de la historia. Si yo hubiese sido mujer y la naturaleza me hubiese dotado con la conjunción de esos dones también los hubiera utilizado a mi favor (por algo te los concede la naturaleza ¿no?) Si en aquella película una jefa, la fuerte y decidida Sigourney Weaber se las veía con una secretaria, la supuestamente tierna y débil Melanie Griffith, pero finalmente era Melanie la vencedora de aquel enfrentamiento. Era la que declaró que ella tenía "una mente para los negocios y un cuerpo para el pecado". "!Ten points!".

Las mujeres que saben combinar cuerpo y mente, atractivo e inteligencia, trazan un camino seguro hacia al éxito. Ahora surge el nombre y la imagen de Corinna zu Sayn Wittgenstein. Creo que la primera vez que oí / leí el nombre de Corina (aunque escrito Corrina) fue allá por los primeros años 60's. Era el título de una de las canciones ("Corrina, Corrina"), cara B, que figuraban en el segundo LP de Bob Dylan (The Freewheelin' Bob Dylan).

Han pasado los años y de repente vuelve a la actualidad ese nombre de Corina. Pero esta vez la chica (ya mujer) es alemana con ascendencia, dicen, danesa. La llamada Alteza Serenísima vive en Mónaco y se mueve por todo el mundo aunque le gusta la Riviera italiana (Buona sera signorina, buona sera). Es una magnífica representante de la admirable belleza teutona. Parece una mujer hecha a sí misma y desde luego sabe aprovechar sus armas de mujer. Pretender discriminarla en aras a la envidia es propio de la estupidez congénita de quienes pretenden sustituir su fracaso y frustración personal reemplazándolo con reivindicaciones que no ocultan sus complejos.

Quienes siempre hemos admirado a las mujeres con dos bemoles y no a las tristes protestonas de supuestas inferioridades de género, esas que acusan al hombre de sus propias incapacidades, nos felicitamos de que nuestro máximo representante entablase una "entrañable amistad " con esa "entrañable belleza".

Nota: Mi solidaridad con Toni Cantó, diputado de UPyD, que se ha atrevido a mentar la bicha: la discriminación positiva hacia las mujeres es una de las más indecentes injusticias para el hombre.