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El incremento de las listas de espera quirúrgicas en la Sanidad pública es considerable, a pesar de que no puede cuantificarse porque el Govern no ofrece información. Este dato es uno de los indicadores de la calidad asistencial. Ocultarlo no ayuda a mejorar la confianza con el servicio que ofrece el IB-Salut. Los usuarios pueden entender que exista una mayor demora debido a las políticas de austeridad, pero tienen el derecho a conocer el retraso medio para comprender cuál es su situación particular. Es evidente que se está produciendo una pérdida de calidad en el sistema sanitario, que no es imputable al ejercicio profesional sino a la reducción de medios. La restricción en las pruebas de diagnóstico en varias especialidades es otro ejemplo a tener en cuenta. No tiene sentido pensar que estos recortes no tienen consecuencias, a pesar de que no se manifiesten con frecuencia porque se padecen en el ámbito privado y no de una forma colectiva. La respuesta no es fácil. Los médicos afirman que han perdido un 23 por ciento de retribución en los últimos años. Plantean recuperar algunas "peonadas" para evitar un mayor deterioro. Es una idea. Pero seguramente no ha de ser la única.