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Este gobierno no se acordará que cuando estaba en la oposición, culpaban al gobierno Zapatero, de lo que estaba pasando, por qué Europa no se fiaba ni de él ni de su gobierno ¡Anda que ahora!

Los funcionarios sin paga de Navidad, los parados sin derecho a cobrar su mísero subsidio aquellos que lo han terminado, y los otro teniéndolo más reducido que nunca; el derecho a la jubilación ya mismo a los 67 años; el IVA "gran sapo" de este gobierno que debería de tener atragantado en su conciencia política, con un subidón en el peor de los momentos. Más de 400 medicamentos anulados de una atacada, y el resto, con un repago por las nubes. Pero nada le pone freno a la voracidad destructiva de los mercados. Estamos de lleno en una espiral de un sistema que nos está llevando a pasos agigantados a la intervención, sin que esa sea la hora que aquí aparezca implicado, imputado o ya juzgado, un solo nombre de algún responsable de algo. ¡Oiga, de lo que sea!

Se ha volatizado el dinero de todas las arcas públicas: municipales, autonómicas o la del Estado, sin que el sistema político lo haya impedido. Uno sospecha que puede llegar a suceder, Dios no lo quiera, que por el camino que llevamos, cualquier día de estos, Montoro, D. Cristóbal, o De Guindos, D. Luis, podrían anunciar en el Parlamento, que no hay dinero para pagar las pensiones. Si semejante catástrofe llega a ocurrir, no quiero ni pensar, que se haga con los aplausos de la bancada de diputados del PP, donde ya sólo faltaría, un "que se jodan" para que el desastre fuera gráficamente completo.

Menos mal que tenían la solución. Menos mal que podrían dejar que España se hundiera que "ya la levantaremos nosotros", como dijo un día el Sr. Montoro.
Las calles y plazas llenas de gente cabreada que empieza a sospechar que Rajoy lleva camino de ser de bluff, y que acabará teniendo que adelantar elecciones.

Mientras tanto ¿dónde están los culpables? Déjenme que les dé alguna pista: el desastre de la burbuja inmobiliaria unido al desastre especulativo de las cajas, sin que el sistema político fuera capaz de poner orden ni concierto en ambos desaguisados, nos ha llevado junto a esta utopía de la moneda única, a la dramática realidad de una Europa en bancarrota. Y, sí que es cierto, que el anterior gobierno no fue capaz de ver la magnitud de la crisis que se estaba gestando, pero también es cierto, que el actual gobierno, erró por completo en sus previsiones cuando creía, y así lo decían, que esto lo arreglaban cuando estuvieran en la Moncloa.

¿Por qué los políticos no actuaron con la burbuja inmobiliaria y la banca, con el rigor y la beligerancia que ahora lo hacen contra los trabajadores, los parados, los pensionistas? ¿Por qué no hay ni banqueros, ni especuladores inmobiliarios ni políticos culpables?

Quizá el señor Montoro cuando dijo que ellos levantarían España, lo que quiso decir fue que asfixiarían al personal para levantar España. Oiga, así cualquiera.

En ocho meses, este gobierno ha pasado de una mayoría absoluta a una soledad parlamentaria también absoluta. Soledad que se puede hacer extensible a la calle.

Todo eso no puede presentarse como un éxito de una gestión de gobierno por mucho que se auto aplaudan.

Para nuestra desgracia, podría ser que Rajoy y su gobierno esté dirigiéndose a pasos agigantados también a convertirse en un tremendo espejismo. Espejismo que ya le sirve a Zapatero y al gobierno que presidía para recordar aquello de "otros vendrán que buenos nos harán".

Lo triste, y hasta dramático, estriba en que la gestión de un capitán de barco incapaz de capear la tramontana y navegar por un mar atestado de abrollos, está haciendo pagar las consecuencias a la tripulación de ese barco, que somos los habitantes de ese país.