Serían las siete de la mañana, cuando me encontraba en la misma puerta de sa botiga de na cadireta coixa, vaciando el carro, bajando cajones de patatas rojas y blancas de llavor menorquina, equivalente a sabrosas, cuecen que es una delicia y fritas son un bombón, como un dulce, según el filatero.
De freirse solas, saben a gloria, de añadirles dos hojas de laurel y ajos, manjar de dioses, en tortilla de patata auténtico goce para el paladar y que más les puedo decir sobre las mismas. Que la suegra de Viñas músico del Trocadero, las servía fritas conocidas a la inglesa, que jamás las he vuelto a probar. Era una cocinera de dalt de tot, junto a su esposo y otro matrimonio en Riudavets, regentaban el bar o cafetería can Mica, de la calle Nueva, actualmente oficinas de Bonnin Sansó.
También debo citar las patatas al horno a la pobre cortadas a tacos no muy grandes, cebolla y tomate troceado, ajos enteros y laurel. En el fondo del perol se le pone un dit d'aigua, una vez introducidos los ingredientes se riega con aceite. Hay quien lo espolvorea con pimentón rojo, dulce, esto va a gusto del consumidor.
Dice Agadet, la mejor cocinera del término de Trepucó, que es justo que cite las que acompañan toda clase de peroles, con carne o pescado, hervidas con verduras o con bacalao, estas últimas tan socorridas en semana Santa. Por lo que observo el tema da para mucho. Ensaladilla rusa, y para finalizar un postre que en otros tiempos las madres preparaban con amor, que sin duda es la mejor base de cualquier cocinera, los buñuelos de patata, que una vez fritos se espolvoreaban con azúcar. De ser festivo o tener invitados, se preparaba con leche y un sobre de flan Potax la deliciosa crema con la que se rellenaban los buñuelos. Y más aún, si los invitados eran de compromís se recubrían con caramelo, elaborado por la cocinera de la casa. Aquel caramelo al estilo cobertura de palos y xulacrems, era cosa bona, bona de ver…
Hoy no se habla de otra cosa que de crisis, nosotros crecimos con escasez de medios, pero nuestras madres, ingeniosas ellas, sabían hacer cundir lo poco de que disponían, algo que es primordial.
En cambio estos años pasados se ha despilfarrado, haciendo caso omiso, no fuera a suceder lo que está sucediendo.
Una de las clientas de la tienda se lamenta de las patatas que se encuentran en las grandes superficies, oriundas Dios sabrá de donde, sin sabor alguno, como paja. Sucias, llenas de tierra, algo que nuestros payeses jamás hubieran hecho, llevarlas al mercado con residuos de tierra, solían pasarlas de agua depositándolas sobre un saco donde eran secadas, quedando relucientes.
Nuevamente Agadet, toma la palabra lamentándose de que la juventud desconozca el bouquet de los tubérculos rojos cocidos con su piel, servidas con la tradicional mahonesa o el allioli, de toda la vida.
Fue en la misma tienda, sin estar previsto, dos jóvenes madres, adscritas al ramo, M.S. H. P, (madres, separadas, hipotecadas en paro) iban pidiendo recetas que alimenten a sus hijos a la vez que sean económicas. Entre ellos, los consabidos peroles al horno. Fáciles de preparar. El paso del tiempo, las modas, las necesidades y las nuevas tecnologías han inducido a que se viva de distinta manera. Antaño, las mujeres, las mismas que tantas veces han tenido que escuchar que ellas no trabajaban ¿? Cuando lo hacían en el hogar y fuera de él, con la particularidad que los que no en feien pelada, eren ells me refiero a que en el hogar no estaba bien visto que un hombre lavara, o planchara o fregara el suelo y menos tender la ropa, hubiera sido el hazmereír de las vecinas.
Me recomiendan que anote una de las recetas más antiguas que lleva el nombre de nuestra ciudad: Patatas mahonesas. Se cortan las patatas en láminas finas, lavadas y secadas con un caño de cocina se salan y se ponen en un perol des forn. Se le agrega perejil muy picado algo de vinagre y salsa mahonesa. Se mezcla, bien mezclado con dos tenedores se colocan en el perol, cubriendo con filetes de sardina, al estilo anchoa, con unas gotas de limón i ja està llest. Este plato en tiempos de auténtica crisis, cuando no sabían de visas y sus fatalidades, llegado el verano, era frecuente ponerlo en la mesa de las casas no tan solo humildes, las otras también. ¡Ah! Se me había olvidado decir que antes de agregar las sardinas, se vuelve a espolvorear con perejil picado.
Patatas con abrigo. Lavadas las patatas, se cuecen con la piel (mejor las rojas) con algo de sal, una vez cocidas se escurren, se dejan enfriar, se pelan y se cortan en rodajas. Se pone una sartén al fuego con aceite y se van cogiendo trozo a trozo de patata se pasa por harina y por huevo batido, se fríen y son deliciosas para acompañar carne, pescado, con un reganyol de jamón etc.
Patatas al señor Pepe. Esta receta me la dictó un vecino ibicenco, llamado Pepe, una gran persona, que estuvo entre fogones a la vez que hacía de pescador en una barca del bou, según él, la misma se elaboraba al encontrarse lejos de su hogar en fechas señaladas, festivos del calendario muy importantes.
Se sofríe cebolla, tomates, ajos al gusto y perejil cuando esta mig fet se le añaden las patatas enteras si son de las conocidas de Nadal, de lo contrario a trozos cuadrados no muy grandes. Se le da una vuelta con el sofrito se sazonan con sal y algo de pimienta y un punto de canela en polvo. Se cubren de agua y al levantar el hervor, se van añadiendo los huevos deseados, bien batidos a modo de tortilla, se dejan hervir y se puede servir. Està riquíssim.
Para finalizar un postre de patata, ya que de este tubérculo va hoy sa xerradeta.
Se asan 200 gramos de patatas, se pelan, se chafan con una pizca de canela, azúcar al gusto y una ralladura de limón. Se remueve y se añaden tres yemas de huevo y las claras subidas a punto de nieve. Una vez bien mezclado, se tiene preparado un perol untado con manteca, o bien un molde alto, se echa dentro y se lleva al horno, para servir, no se olviden de ponerle floreti y buen provecho, se acordarán de las mujeres del Talaiot de Trepucó.
Debo dejarles, Guideta y las mujeres des lloc de sa figuera me están aguardando. Hoy es el primer día que después de haber preparado la cena y ya a punto en las cestas, vamos a cenar a sa vorera de la mar. Nos daremos el primer baño de la temporada, lejos de las miradas de los mañaneros, ya no estamos para según que trotes, ets anys no perdonen.
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margarita.caules@gmail.com
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