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La vaselina refinada es un producto lubricante / suavizante que es utilizada normalmente como crema embellecedora corporal pero que también puede utilizarse, por sus características específicas, para favorecer y facilitar la entrada fácil, de algo, cualquiera que fuese su condición, en algún espacio de difícil acceso.

Pero si esa es su utilidad original, también existe la denominada vaselina cultural que no es sino un instrumento, una herramienta, que ayuda a injertar ciertas ideas o pensamientos en diversos ámbitos donde previamente pudiera suponerse que generarían una oposición cierta. Es, efectivamente, una táctica que se utiliza para conseguir anular esa posible oposición generalizada. Su aplicación lenta suaviza aquella oposición.

El famoso lingüista Noam Chomsky en sus conocidas "10 Estrategias de Manipulación" lista las técnicas que se acostumbran a utilizar para influir/manipular/ o dirigir a las masas hacia una determinada dirección ideológica o cultural. Es lo que conduce a la llamada ingeniería social. Una de estas estrategias es la "Estrategia de la Gradualidad" que se usa para conseguir que un concreto segmento social acepte con el tiempo una medida que si fuese aplicada inicialmente en toda su brutalidad, "a lo bestia", sería rechazada de plano por sus receptores. Para evitarlo se necesita precisamente esa "vaselina cultural". Es la famosa fórmula de "sin prisas pero sin pausas". En "cómodos plazos". Hasta conseguir el éxito deseado.

Esa técnica de la gradualidad esta siendo muy bien empleada en Baleares, en Menorca, en los intentos por convertir a nuestras islas en meras provincias/colonias catalanas sin personalidad propia. Así vimos como en un principio los nacionalistas defendían el bilingüismo por aquello de elevar a legal lo que en la calle era normal. Después dieron otro paso al asegurar que era indistinto denominar menorquín o catalán a nuestro dialecto ya que, decían, era lo mismo. Después con la necesaria tontuna y colaboradora del PP y del PSOE fueron introduciendo lentamente (con vaselina) la única denominación de "catalán" para referirse a los dialectos de las islas. Y con ello vino la eliminación de todas nuestras características dialectales.

El fin es claro: unificar/anular las evidentes diferencias para allanar el camino hacia la supeditación de nuestras islas a los intereses imperialistas catalanes. La Ley de Normalización Lingüística (que defiende la protección de nuestras modalidades dialectales) ha sido lapidada como también lo ha sido el concepto de bilingüismo. Ya no se habla de él. Solo se habla "del catalán" (de Cataluña) como lengua única para la enseñanza, para la cultura, para la Administración, los medios, etc.

conseguirlo se han maldecido/demonizado las especificidades de las hablas de cada isla en aras a imponer el catalán estándar como signo de futura unidad nacional.

La responsabilidad del PP y del PSOE es histórica. Nada se hubiese podido hacer sin las subvenciones millonarias que estos partidos han dado (y siguen concediendo) a quienes no solo no defienden nuestra personalidad insular sino a quienes abogan por arrasar con el bilingüismo natural de Baleares (de Menorca) para imponer únicamente un estándar forastero. Con la ayuda de los políticos acomplejados que hemos venido padeciendo han logrado imbuir a las generaciones jóvenes que hablar / escribir menorquín es propio de incultos. Que lo propio es "vestirnos" de catalanes. La miseria al cubo.

Sí, se ha utilizado "vaselina cultural" para anular las diferencias que les incomodan en su afán de unificar lo que está desunido por la historia y el uso social. A nadie se le hubiese ocurrido afirmar hace treinta y pocos años que aquí hablábamos catalán. El mantenimiento de todo nuestro "background cultural" está en juego. Pero ya somos muchos los que creemos en la necesidad de defender nuestra forma más "identitaria" (vocablo nacionalista) que no es otra que nuestra modalidad lingüística. Menorca no debe de consentir que "nos quiten" nuestra identidad más querida. Los políticos actuales tienen la palabra. No existe cultura sin tradición.

Notas:
- Hace cuatro años salieron 25.000 personas en Palma de M. en defensa del bilingüismo y de nuestras modalidades insulares. Ahora han salido algunos menos defendiendo una imposición que atenta contra la libertad de los ciudadanos. Poder elegir es la única muestra de libertad. Posibilitar y defender la movilidad laboral de todos los ciudadanos es otra. Defender una lengua no es prohibir otra.

- Elena Baquero tiene un gran futuro. Es muy válida. Deberá de intentar reunificar un partido roto por los enfrentamientos internos.