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Sin lugar a dudas, el que los hoteleros de Baleares hayan donado 20 toneladas de alimentos y en lo que respecta a Menorca 2.500 kg destinados a centros de asistencia social, es una noticia de gran peso y que viene a demostrar y recordar la tremenda problemática que están padeciendo innumerables familias. No son noticias con mucho gancho, de esas que se venden fácilmente porque a nadie le gusta saber de miserias ajenas, pero sí que es una buena noticia y que viene un poco a romper la monotonía de tanta oscuridad en el ambiente. A quienes tenemos la suerte de poder desayunar, comer, cenar y tener un techo que nos cobija, nos conviene de vez en cuando que algo o alguien nos haga ver la otra cara de la moneda y las angustiosas necesidades no solo en países lejanos, sino también en nuestros propio barrios. Es positivo que noticias así surjan antes de que los adornos navideños reblandezcan los corazones a quienes piensan que solo en esa época hay que ser algo más generosos, porque el hambre, no el apetito, no lleva reloj ni calendario, ni sabe de puentes a no ser que sirvan para pernoctar bajo ellos. A lo sumo será una carrera contra reloj, siempre el reloj de otros, los que marcan los tiempos, los espacios, los principios y los tristes finales.