Mariano Rajoy será, como asegura "The Economist", un señor aburrido, pero es muy probable que tenga superpoderes: sabe en todo momento lo que piensa, siente y quiere España, porque, al parecer, habla con ella. Como los concursantes de "Gran Hermano", que piden "a España" que les nomine, o como Aída Nízar, que pide "a España" que la comprenda. Rajoy, en efecto, habla con España como si España fuera alguien, y una vez que ha hablado con ella, se erige en su portavoz porque es el único que la entiende. ¿Y qué decir de los españoles? La comunión de los españoles con Rajoy es tan estrecha, tan honda, tan unánime, que cuando quieren decir algo, se lo soplan al de Pontevedra para que él lo diga. Es verdad que menos de un tercio del electorado le vota, pero eso no quita, dados sus superpoderes telepáticos y telequinésicos, para que en los debates sobre el estado de la Nación se hinche a decirle a Zapatero que los españoles quieren esto, lo otro y, desde luego, lo de más allá, que es que convoque elecciones anticipadas y se marche en buena hora.
Al margen
Un señor aburrido y trescientos groseros
30/06/11 0:00
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