La Industrial Mahonesa, fallida en 1904. - archivo foto y texto de Margarita Caules

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No sé si el titular es el debido, al decir que hace tiempo que escribí, observo mi archivo y descubro que no es cierto, a lo largo de los doce meses pasados, dedique un fotimer d'articles a baixamar. Y es que hay tanto por decir… que en este dos de enero, sentada junto al fuego, entre la penumbra interrumpida por la claridad de la pequeña pantalla del ordenador, y las llamas del fuego, me dispongo a glosar esos recuerdos, inolvidables, unos vividos, otros escuchados y también los leídos, no en vano mi librería, la de estilo inglés, guarda cautelosamente 479 libros dedicados exclusivamente a la isla. Los he ido adquiriendo a lo largo de mi vida, ni los heredé, ni los encontré en lugar alguno, son fruto del trabajo y dejar de adquirir alguna prenda de vestir, joya, etc., invirtiendo mi modesto óbolo en papel donde recrearme con noticias de Menorca. En otros estantes, de estilo más moderno, se encuentran más de 4.000 postales y fotografías de la isla, muchas inéditas y que al publicarlas en la prensa, asociaciones que van recopilando esta clase de material, mostrándolas en internet, se las han hecho suyas sin tener el detalle de poner su procedencia. Entre tots feim el món.

Dispongo de otras librerías con apartados dedicados a la realeza española, a la guerra del 36-39, novelas de diferentes autores, entre ellos los nativos, etc. Que asciende a otros cientos, por haber eliminado infinidad de cajas repletas del tema, que regalé a una amiga interesada en poseerlas, dándome la posibilidad de fer una bona netejada. Hago punto y aparte, dedicándome de nuevo a mi puerto.

Siempre escuchamos hablar de la Plana de Cala Figuera. La dirección postal de la Liga Marítima, se encontraba en aquel lugar, lo de Andén de Levante fue posterior.

La cala permitía el fondeo de buques de grandes calados. De considerable capacidad y abrigo. La historia está llena de datos de las mayores escuadras y de acorazados, que nos visitaban con asiduidad. Decía el de las motoras haber visto navíos atracados con el costado a tierra.

Uno de ellos fue el vapor "König Albert", con el que viajó el káiser alemán Guillermo II, el 23 de marzo de 1904, por cierto, mi abuelo paterno Jaime Caules Taltavull tuvo la oportunidad de hacer berguins conduciendo a unos señores de Mahón, paseándolos por nuestra rada, saliendo al encuentro del monarca, al igual que otros paisanos. Decía mi padre, que se estilaba, no tan solo entre la clase pudiente, añadiéndose cantidad de gentes. Rodes de sabaters i de modistes, reuniendo el importe entre el grupo, dándose el placer del paseo en barca. Momento que aprovechaban para llevar la comida o la merienda según la hora, i feien una festassa.

Durante muchos años en el domicilio de los Seguers, se recordó aquel acontecimiento, por dedicar el jornal extra del cabeza de familia, adquiriendo enseres en la tienda de Cas Guerrer de la cuesta de la Plaza, que si mal no recuerdo fue el suegro de Rafael Rosello Olivar. Se encontraba en la acera de la derecha, subiendo desde la calle Nueva, en donde ahora se halla el segundo mostrador de casa Parpal, si fa o no fa.

Un año después, el 10 de abril de 1905, fondeó en el mismo lugar el yate real "Victoria and Albert", en el que viajaba Eduardo VII, rey de Inglaterra, que llegó al puerto mahonés, junto a un nutrido grupo de parientes y amigos.

Y de nuevo bajo deprisa y corriendo, hacia Cala Figuera, esta vez adentrándome en la fuente, la misma que los historiadores, atribuyen se encargó de abastecer a los primitivos pobladores de Trepucó. Al ser criada en aquella zona, pude observar de prop las cuevas que con el paso del tiempo supe fueron de enterramiento.

El manantial de agua que pasó a ser una simple fuente, fue aprovechada por el departamento de marina. Recuerdo que en ocasiones entre con mi padrino y, jamás no olvidé ni las columnas, como tampoco una gran arcada a modo de dintel.

Mi padrino, aparcero de Sa Sínia des Moret, situada en la colina de la Cala Figuera, era una persona muy peculiar, enamorado de la historia de Menorca, lector acérrimo de la literatura de la isla, de su mano conocí, antes de hacer la comunión a Ruiz y Pablo, al cual leía constantemente, una de sus historietas preferidas fue "Clases pasivas". Aquel hombre que tanto sabía me explicaba que los payeses ameraban sus linos y cáñamos en las fuentes públicas, lo que la autoridad prohibió bajo multas e incluso encarcelamiento, por ser perjudicial para la salud. Entre los lugares prohibidos se encontraba el pozo conocido como d'en Serra que se hallaba en Cala Figuera. Desde aquel entonces, se pensó en hacerse las populares albercas, aprovechando el agua en que se limpiaba, pasando a ser aprovechada para regar.

Junto a la escalinata que hacía las veces de desembarcadero, creo recordar haber visto un grifo, del cual cargaban agua las embarcaciones de la base, con el tiempo se eliminó el mismo, debiendo de entrar en el huerto donde se encontraba la gruta, abriendo y cerrando con llave.

Por tiempo, cuando la fábrica de tejidos anava a totes, disponía de un payés encargado de sembrarlo, vendiendo sus frutos y hortalizas a los empleados del lugar.

Cala Figuera, junto al Lazareto y Calasfonts, gozaron de renombre entre los dedicados al marisqueo, el fruto de mar por excelencia, como es el dátil se pagaba doble de ser de la cala a la que me refiero. Principalmente en este tiempo de Nadal. Los que saben del tema recordarán que el marisco se debe comer solamente en las estaciones de frío y que los meses tengan R. No puedo pasar sin mencionar a los aficionados, que días antes de la Navidad y a pesar de las bajas temperatura, la mar esteia gelada, se remangaban los pantalones hasta las rodillas, mientras iban hurgando en el fondo en busca de las preciadas escopinyes gravades, para obsequiar a sus familiares y amigos. Lamento haber extraviado un dibujo hecho a lápiz por mi padre de un xirimbec, así llamaban a una especie de volantín, según él, algo mas reforzado que los usados para la captura de serranos. Realizado a base de trozos de caña de bambú, solían usar despojos de las de pescar, se ponían transversalmente a los volantines, atándole para que de él pendieran varios pèls de cuca, que venía a ser el hilo de nylon, pero mucho más delgado y no tan rígido, por supuesto en cada uno de ellos un anzuelo.

Repito, lamento el no disponer de aquellos dibujos, por lo contrario, dispongo de nombres tan importantes como los palangres, gambins, gambaneres, xerxes, morenells, calamareres, escateres, rais, bolitxos, nanses, llença. Pudiendo añadir la modalidad de la pesca durante la noche a l'encesa, a la fluixa que consistía en tirar el hilo de pesca desde la embarcación mientras ésta iba de camino tomba, tomba.

Por hoy, nada más que recordar cuando solía sentarme en es tamboret de proa de una vieja embarcación de algo más de treinta palmos, conocida como gussi, propiedad d'en Garriga. Mientras dedico un reconocido recuerdo a un maestro en las artes de la pesca como fue Lorenzo Barber Salvá, padre de Manola y Carmela, dos hermanas ejemplares, como amas de casa, en todas sus facetas, dentro y fuera de la cocina, haciendo labores, punto, costura, saben fer de tot. Siempre dispuestas ayudar, a tender la mano, a cuantos precisan de apoyo.