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Pasó el gordo de largo, como cada año pasó sin darnos cuenta. Quiero decir a quienes no nos toca. Lo que el "gordo" no nos podrá arrebatar jamás es la enorme atención que le ponemos al sorteo, creo que es el sorteo más escuchado. Parece mentira que, con tantas bolitas, con tantos números, nunca estén los nuestros. Pero hemos participado, sin esa opción seguro que jamás tendríamos la posibilidad de estar entre los afortunados. Ahora toca también lo de siempre, decirnos "que al menos tengamos salud", que tampoco crean ustedes que es tan fácil, que quien más quien menos cojea de algo. Pasó el sorteo, pasó la Noche Buena y también la Navidad. Hemos desarrollado tácticas bondadosas, los famosos han grabado sus spots en favor del amor y la paz y quien más quien menos hemos sido algo más solidarios de lo normal e incluso, muchos, lo habrán sido por primera vez sorprendiéndose a sí mismos de lo que se puede lograr con un simple gesto. Los gajos diseminados regresaron para conformar la enorme naranja familiar y entre comer y beber más de lo que nuestros estómagos están acostumbrados, nos hemos sumergido en esa otra tradición del rasgar sorpresas en forma de multicolores paquetes, esas "insignificantes tonterías" como las llamamos pero que nos han costado un pastón. Hoy ya es otro día, pero también este y los que llegarán en breve no serán más que un punto y seguido de lo mismo, pero de esos, de los últimos de este descafeinado año ya hablaremos más adelante, ahora lo que toca es seguir soñando.