Don Pedro Pons Sitges, alcalde de Mahón (de 1 enero 1918 a 22 octubre 1920 / de 1 marzo de 1923 a 3 julio 1923 / de 7 marzo 1930 a 15 marzo 1930 / de 14 abril 1931 a 30 marzo 1936)

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Es de suponer que a principios de los años veinte pocos eran los caballeros que podían adquirir un par de zapatos de charol o de piel de becerro de Rusia por treinta y dos pesetas, cuando en 1912 su coste era de doce. Los precios se estaban disparando de forma vertiginosa. Las fábricas de calzado junto a los monederos de plata, iban cerrando las puertas de talleres que hasta aquellos momentos habían sido fundamentales para la economía insular, mandando trabajo de bolsos de malla a Mallorca e Ibiza.

El ayuntamiento mahonés se solidarizó con el pueblo, dando trabajo a una gran mayoría de padres de familia, distribuyéndolos por sus calles, restableciendo los empedrados. A la vez que mejoraba en cincuenta céntimos el jornal de capataces y obreros empleados en Obras Públicas municipales. Finalizado el nuevo piso carretero de la calle de Santa Catalina, se procedió al arreglo de los baches de la plaza de San Roque. Colocándose los bordillos alrededor de los árboles plantados en la misma plaza. Reanudándose los trabajos del empedrado de la plaza de la Constitución. Desde la misma prensa se hacia un llamamiento al encargado de las vías públicas la conveniencia del arreglo de la avenida de la Independencia, muy transitada por carruajes procedentes de diversos puntos. Entre ellos de Villacarlos, con destino a los almacenes militares de la calle de San Pedro, esquina con la de Santa Cecilia.

A modo de curiosidad, añadir, que don Jaime Pons Fábregas participó que a partir de mayo los ataúdes que el ayuntamiento facilitaba a los pobres de solemnidad valdrían: 14,50 los que hasta el momento se pagaban a 12,50 y a 8 pesetas los de 7,50.

El vapor "Mahonés" no pudo embarcar en el puerto barcelonés una partida de sacos de harina libre, que desde hacia varias semanas se esperaban. Por tal motivo, el señor alcalde reunió de nuevo a los panaderos para ver si habría medio de conseguir que en cada tahona no se fabricase más que una clase de pan, esto es: unas se dedicaran exclusivamente al pan mahonés y las otras a las distintas formas que llamamos de lujo. Los panaderos expusieron varias razones en contra de la idea, que debieron parecer justo al señor alcalde, por cuanto se desistió de ello. Claro está que con la harina procedente del trigo del España 6, no se permitirá elaborar más que el pan intervenido y que al autorizar el señor alcalde la elaboración de otras clases de pan con dicha harina libre procedente al precio de setenta céntimos el kilo, fue a sabiendas de que estaban agotadas las existencias de harina libre procedente de Barcelona, lo cual no pudo influir en merma de la existencia en una u otra forma de la existente porque en una u en otra forma tenía que consumirse la cantidad de pan necesaria para estos habitantes. Según noticias, en el primer correo llegarán a estos quinientos sacos de harina libre.

Por aquellas mismas fechas, la Harinera Ciudadela puso a la venta mediante anuncios en la prensa, un motor eléctrico de 16 caballos de fuerza, 960 revoluciones, corriente alterna vatios 200, amperios 41 a 50. Marca Cardner, en muy buen estado casi nuevo. Por el cual se interesó don Francisco Bosch Ponsetí, que en aquellos tiempos dirigía su fábrica en el puerto de Mahón, siendo la empresa del ramo más destacada. Por las mismas fechas recibió de Mallorca, remitido por Honorato Salom, trescientos sacos de harina. En el mismo barco llegaron cuatrocientas toneladas de madera de pino procedentes de Formentor, Pollensa, facturados por Damián Ramis, mientras Domingo Picarnel hacía lo propio desde S'Estaca de Valldemosa embarcando cien toneladas de carbón de encina.

Otra novedad tuvo lugar en 1920, la harinera de la calle de Santa Ana de nuestra ciudad, de Don Juan Pons Nin, había modernizado la fábrica. El cronista hizo el siguiente comentario: "Nos hemos encontrado con la agradable sorpresa de estar en ella ensayando estos días la reforma casi total de su maquinaria". Insuficiente la que poseía para la completa explotación de esta industria, encargó a los renombrados constructores Daverio y Cia. de Suiza le mandasen los aparatos necesarios para montar una instalación con todos los adelantos modernos. Poco después, hizo lo propio el señor Bosch, viajando a Alemania, donde adquirió un sistema innovador, por el decir de los entendidos de la época sa maquinària més moderna del món. También se hizo eco la prensa, diciendo: "En verdad puede estar satisfecho el señor Bosch de la casa proveedora, pues en reducido espacio, tiene allí colocadas con orden y regularidad las maquinas necesarias para que el trigo, perfectamente limpio y separado de la tierra, piedras, polvo y granos averiados vaya a parar al cuerpo principal, o sea a los aparatos de trituración de donde por medio de un mecanismo sencillo, pasa el trigo molido a la caja cernedora de la que sale desprovisto del salvado grueso, medio pequeño, constituyendo este último lo que denominamos mitjans. Despojada de estas impurezas se distribuye la harina automáticamente, entre otras cajas cernedoras, que la privan de la sémola y de allí pasa a al deposito final, sin haber sufrido ni recalentamiento, ni alteración, y con todas las propiedades de una harina de primera calidad.

Gracias, pues, al señor Bosch cuenta esta población con una industria harinera que puede competir con otra cualquiera del extranjero. Todos los que como el señor Francisco Bosch, dedican su capital y su trabajo en mejorar las condiciones de vida de su país natal, son dignos de elogio.

A pesar de las buenas intenciones de los patronos, la Federación Obrera improvisó una manifestación de protesta, después del paro de todos los obreros, huelga a los que se adhirieron infinidad de trabajadores procedentes de todos los ramos. La espontánea manifestación partió del paseo de Isabel II (plaza Explanada), recorrió cada vez mas engrosada las calles céntricas pasó por la Delegación del Gobierno y por la plaza de la Constitución y fue a disolverse a la plaza de Augusto Miranda, donde don Antonio Gomila dirigió la palabra a los manifestantes para explicarles el resultado de las visitas hechas a los señores alcaldes y delegado del gobierno por los comisionados para explicar a las autoridades la significación del acto obrero.

En el Teatro Principal de nuestra ciudad se celebró un mitín para tratar de la escasez de harina intervenida que quedaba en nuestra isla y que si antes de agotarse no se recibían nuevas remesas, debería encarecerse mucho el precio del pan, fabricándose con harina libre.

Algunos de los oradores quisieron censurar con dureza al alcalde popular el señor Pons Sitges. Temiéndonos que la federación se convirtió en una entidad política contraria al partido republicano, lo cual podría satisfacer las ambiciones de algunos, que a buen seguro perjudicara los intereses de la clase obrera (añadía el cronista).

Y no tiene que hacer caso el señor Pons Sitges de los que piden su destitución del cargo de alcalde, pues hace muy pocos meses que se celebraron las elecciones municipales y los mismos que ahora le combaten presentaron un candidato en contra de su elección y el pueblo mahonés les dio una repulsa bien elocuente demostrando su adhesión y su cariño al señor Pons Sitges. Por el voto del pueblo ostenta el mismo la investidura de Alcalde popular y éste vale más que todas las jeremiadas de los ambiciosos.