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Ala pregunta de una periodista, nuestro invicto dirigente contestó que la decisión fue tomada el domingo por la tarde. Uno ya no sabe si es que el programa televisivo que debía estar viendo en aquel momento lo inspiró, lo aburrió tanto que hizo que se dedicara a pensar, o simplemente que aquella tarde de domingo tenía algo de especial. Lo cierto, es que pocos debieron de creerse las palabras del invicto.

Y tras la decisión o inspiración –vaya usted a saber– se abre la veda para todo tipo de conjeturas. Se hablaba, decía, rumoreaba que quien se perfilaba como candidato a suceder al mentado dirigente era Rubalcaba, y ahora, al menos a quien ha desbancado-sucedido ha sido a la señorita o señora Teresita, como diría nuestro Alfonso Guerra. Y uno lo siente, ya no por ella –que según parece seguirá cobrando del erario público–, sino por nosotros mismos a los que una vespertina decisión de domingo, nos ha dejado huérfanos de modelitos.
Y hay más. Ahora el presidente ha decidido que para arreglar la crisis, valen más los hombres que las mujeres. O al menos ésta es la sensación que da y que contradice toda foto que se hizo en su primer momento. La imagen ahora ya no vende. O al menos, por aquello de la crisis, vende menos. Y es más, ha decidido que de igualdad, nada de nada. Al menos, en la práctica ha quitado a la ministra. Y de curiosidades como ésta, hay más.

La señorita Trini –como dijera en su momento, nuestro Alfonso Guerra– esa, que quiso disputarse el sillón de la capital, resulta que tras la nefasta actuación en el tema de la Gripe A, y del negocio de las vacunas, se posiciona para el exterior. ¿Será que deben dar salida a tanta vacuna sin usar?
Y no digamos de Blanco, que ahora debe fomentar las viviendas, o al menos así aparece en la denominación de origen de su ministerio. Faltará sin duda, en una próxima remodelación, liquidar el ministerio de Cultura, porque lo que es cultura, educación o respeto, poco o nada, y si no, que se lo pregunten al mismísimo presidente sobre los abucheos de los que fue objeto la pasada fiesta nacional.

Quien no abucheó pero sí se paseó con la huelga general fue el mismísimo nuevo ministro del Trabajo Valeriano Gómez. Mientras el 29-S se manifestaba contra la nefasta política que los socialistas emprendieron contra los trabajadores; por arte del birlibirloque nuestro invicto presidente tiene una inspiración en una tarde de domingo, y va y lo hace ministro del Trabajo. ¿Aplicará ahora la política de Zapatero o seguirá manifestándose en contra de éste?

Y hay más. Si hace unos meses salían publicados los dineros de la Pajín, ahora, con eso de hacerla ministra, habrá que actualizarlos, no sea que a alguien no les cuadre las cuentas y perdamos algunos miles de cientos de euros, a su favor, claro. Y es que según parece a la cúspide llegan pocos, pero éstos sirven para todo. Una ministra de Sanidad que tanto debía entender de jeringuillas y vacunas, ahora entiende de relaciones extranjeras y de negocios bilaterales. Un ministro de Fomento, que tanto hace una carretera como un bloque de pisos de protección oficial. Y si siguiéramos buscando seguro que encontraríamos más curiosidades.

Quien parece que no le afectan los cambios es al mismísimo presidente. Se ve que la inspiración vespertina del domingo no debía ser mala del todo, al menos por lo que a él respecta. La inspiración debió tener talante suficiente para obviar decirle que el problema no era del todo de sus ministros, sino precisamente que el problema era él. A veces, los subconscientes nos fallan.

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