Los ayuntamientos han potenciado en los últimos años la participación ciudadana a través de organismos y comisiones para pulsar la opinión de la calle en determinados asuntos municipales. Un ejemplo son los talleres de la llamada Agenda Local 21 que vela sobre el desarrollo sostenible. Esta conexión entre administración y administrados es, sin duda, muy saludable y beneficiosa. Sin embargo, hay otro tipo de colaboración que ya molesta un poco más a determinados gobernantes, la que surge de la espontaneidad y, en algunos casos, no exenta de crítica. Además, hay quien mira estas iniciativas desde la desconfianza al estar fuera de los cauces burocráticos establecidos y otros que van más allá y ven intereses ocultos o desestabilizadores. De todo hay, pero que no se olvide nadie que el contribuyente tiene el derecho a que se le escuche.
Crónicas inusitadas
Las quejas de los 300
09/05/10 0:00
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