Rafael Arnaus y Carlos Maria i Renedo

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Margarita Caules Ametller

Menorca té un encant;
llum de sol, claror de lluna;
brisa de mar que perfuma
s'aire càlid, saturat
s'ambient de pau, anegat
es cor d'amor per fortuna.
( Juan Moysi Crespí )

La primera mochila que vi, siendo una niña, la llevaba colgada a la espalda, un jovenzuelo, alto espigado, de mirar sereno, de actitud seria, que llamaba a mis padres tiets.

Él, Carlos María i Renedo era hijo de Constantino el hermano del tío Pablo recordado camarero del Mesón entre otros afamados establecimientos de la época, hombre muy pulcro de esmerados modales, que vino a hacer el servicio militar, a la vez que juró bandera hizo lo propio a una menorquina, María Caules Llull, hermana mayor de mi padre. Es por ello, que Carlos y sus hermanos Constantino, Albert, Ramón y Enrique, llamaban tíos a los de sus primos de Mahón. No en vano, sus padres el Tinet y su esposa Aquilina, eran íntimos del mío, més que familia, se conocieron, cuando Gori pasó a estudiar en la Aeronáutica Naval, en aquellos momentos que la juventud soñaba con volar y el delirio de Gori se centraba en poder ser mecánico de aviación.

Aquel jovenzuelo espigado, llegó a Menorca el verano de 1946 con tan sólo 16 años, era la primera vez que salía de su ciudad, Barcelona y como siempre ratifico, quedo embelesado de tanta belleza, un mar transparente le mostraba sus profundidades repletas de rocas, peces, erizos, moluscos, algo jamás soñado. Gozó de sus transparencias en el mismo puerto, nadando con sus primos. Aquel primer viaje, sería continuidad de otros muchos, casi todos los veranos venía a pasar sus vacaciones. Más tarde lo hizo con su joven esposa, Teresa Garrido.

El matrimonio, en el transcurso de su unión matrimonial vio muchas lunas, pero jamás olvidaron la llamada de miel, vivida en la cala des Murtar en la caseta de la tía Guideta. 1950, Menorca, la novia del sol, era virgen; caminos de cabras, no de caballos como dicen algunos, debían sacar el agua de la cisterna, todo muy precario, muy sutil muy auténtico y rudimentario, pero la fragancia y belleza de nuestras calas fascinaba a sus visitantes enamorando a los recién casados, que a pesar de sus 50 de unión matrimonial continuaban aquel ritual.

Viajante infatigable, excursionista meritorio, junto a Teresa recorrieron una y mil veces la Península Iberica, la vieja Europa, el norte de África, haciendo ascensiones a las cumbres Pirenaicas y Alpinas, a la vez que iba plasmando en su cámara fotográfica las bellezas que contemplaba. Era tal su dedicación, a la fotografía, que obtuvo numerables premios nacionales.

Carlos, era un personaje singular, que a pesar de la escasez de medios con que contó en su época estudiantil, supo sacarle provecho al tiempo, estudiando en una escuela municipal y más tarde cursó estudios profesionales de electricidad, obteniendo su graduación de Maestro Industrial en 1951 y un puesto de trabajo en la fábrica Philips, donde se jubiló.

Carlos María, llegó a conocer la isla palmo a palmo, año tras año la iba descubriendo y tomando nota de cuanto más le llamaba la atención hasta que por fin se decidió el caluroso mes de agosto de 1985, de realizar la vuelta a la isla a pie, anotando recorridos, tiempos, detalles y curiosidades con que se toparía el excursionista de turno, invitándolo a hacer el recorrido con su experiencia.
Fue en 1987, cuando salió al mercado su primer trabajo editorial con el título de Menorca con Mochila, todo un éxito, por lo cual fue muy felicitado.

Lo de escribir no era nuevo para él, escribió infinidad de artículos para revistas y boletines informativos de ámbito excursionista, cartas de opinión en el Menorca y en la prensa barcelonesa.

Este pasado verano del 2008, con motivo de celebrar el 50 aniversario de boda nuestros primos Ramón María Caules y su esposa Carmen, tuvimos la oportunidad de sentarnos todos juntos a manteles, festejando la festividad y, charlamos incansablemente, disfrutamos de la jornada con su siempre querida y admirada esposa Tere y nos despedimos quedando para vernos muy pronto, pero no ha podido ser, los ángeles de la montaña bajaron antes de las nieves subiéndolo con ellos para hacer un tramo muy especial, la ultima escalada de la vida terrenal, la mas esperada para los hombres de bien, la que al llegar a la meta, invita a mirar hacia atrás, observando a tus seres queridos, tu esposa, Óscar, su hijo del alma por el que hubiera dado la vida de ser preciso, incluso en uno de los recodos del camino divisó a Siro?

Para vosotros, mi querida familia, Tere y Óscar, mi más sentido pésame y para Carlos, mis rezos y mis flores, desde Menorca a la que tanto amó.