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Más de doce niños, adolescentes y jóvenes murieron el sábado y decenas resultaron heridos en un ataque a un campo de fútbol en los Altos del Golán, una disputada región de Siria ocupada por Israel, muy cerca del Líbano. Según el Gobierno de Netanyahu, un misil lanzado por las milicias armadas de Hizbulá provocó la tragedia, mientras que aquel brazo armado del régimen iraní niega las acusaciones. Este gravísimo incidente amenaza con provocar una invasión inminente del Líbano.

Oriente Próximo es un avispero y a pesar de los esfuerzos diplomáticos, parece irremediable un choque a gran escala entre Hizbulá e Israel en el Líbano. Pero Hizbulá es más poderoso que su aliado gazatí de Hamás, por lo que la resistencia que las tropas judías podrían encontrarse complicarían mucho el panorama militar. Irán ya demostró hace unos meses, cuando bombardearon Israel con misiles y drones, que no teme una guerra abierta con su archienemigo. Y por si era poco, Netanyahu se enfrenta a otro frente abierto: el de los rebeldes hutíes, en Yemen, que hace unos días consiguieron burlar la cúpula de acero israelí y colaron un dron que causó un atentado mortal en Tel Aviv. Así pues, la situación no puede ser más preocupante y los analistas creen que un estallido aún más violento está por llegar este agosto.