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El reciente incendio de una carpintería situado en el casco urbano de Ferreries, que provocó el desalojo de cinco familias, ha vuelto a poner sobre la mesa la existencia de numerosos talleres, así como también industrias molestas y peligrosas en los suelos urbanos de Menorca.

Los elevados costes y la falta de suelo en los polígonos industriales de Menorca -hoy tranformados en áreas de servicio que acogen numerosas actividades empresariales- dificultan el traslado de estos talleres, la mayoría de reparación y carpinterías, y las industrias que utilizan productos tóxicos o inflamables. Son pymes menorquinas, muchas de ellas empresas familiares, que, por la falta de músculo financiero así como las cada vez más exigentes normativas y regulaciones, no pueden afrontar su traslado fuera de las áreas residenciales de la Isla.

Corresponde a las administraciones -Govern, Consell y los ayuntamientos- arbitrar las medidas para facilitar estos traslados. Hay que abaratar y poner a disposición de los emprendedores más suelo en los polígonos, como ocurre un Ciutadella, una antigua asignatura pendiente. Y, al mismo tiempo, agilizar todos los trámites e inyectar financiación para las pymes locales.