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El 19 de junio de 2014, Felipe de Borbón y Grecia, príncipe de Asturias durante más de cuatro décadas, era proclamado Rey de España tras la abdicación de su padre Juan Carlos I, acechado por escándalos públicos y privados. En su primer discurso, Felipe VI anunció una «Monarquía renovada para un tiempo nuevo». Tenía 46 años e iniciaba con una gran ilusión y determinación la tarea para la que llevaba preparándose toda la vida.

Se cumplen ahora diez años de aquella coronación y el jefe del Estado destaca que «la coherencia y la integridad», junto a la Constitución, han sido los principios que han guiado sus decisiones y actos. El Rey ha mantenido la neutralidad debida y se ha erigido como un elemento estabilizador en momentos de zozobra política. Vivió en primera línea el referéndum ilegal de Catalunya del 1 de octubre de 2017. En aquel momento, cuando millares de catalanes se echaron a la calle y la crispación era máxima, Felipe VI pronunció un discurso histórico en el que criticaba la quiebra de los principios democráticos que deben regir todo Estado de Derecho.

Las cosas no han sido fáciles para Felipe VI, pero la Monarquía goza de buena salud. El Rey ha encontrado en la princesa Leonor, la heredera al trono, a su mejor activo. Pero la institución debe seguir el papel renovador que se anunció en su día y adaptarse a los nuevos tiempos.