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Durante el pasado año, las fugas en las redes de suministro de agua potable en Menorca provocaron la pérdida, y el consiguiente desperdicio, de casi 2,6 millones de    toneladas, lo que supone el 22 por cien. Es cierto que se ha está frenando esta dinámica, pero resulta absolutamente inadmisible que una región insular cuyos recursos hídricos están limitados, con reiterados problemas de intrusión marina, salinización y sequía pueda registrar este severo problema, según concluyen los datos aportados por el Observatori Socioambiental de Menorca.

Para comprender la magnitud e impacto de estas pérdidas cabe tener en cuenta que los casi 2,6 millones de toneladas desaprovechados superan el consumo anual de todo el municipio de Maó. La situación está mejorando, al encadenar la Isla el tercer año consecutivo con una reducción de estas pérdidas. Pero los recursos hídricos constituyen un bien escaso que demandan una gestión rigurosa y eficaz por parte de las administraciones responsables. Cuando se exige moderación y prudencia en el consumo a las familias y las empresas, las instituciones han de dar ejemplo y actuar con más efectividad para acabar con estas pérdidas.