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La decisión del Gobierno de coalición PSOE-Sumar de ceder el puerto de Maó a la OTAN como tercera base en España, matizada ayer por el Ministerio de Defensa, podría interpretarse como un posible objetivo prioritario para las tropas de Putin en caso de choque bélico con Rusia. Pero las fuentes consultadas por este rotativo le restaron importancia y manifestaron que es un despliegue provisional para la operación ‘Sea Guardian’. Al formar parte España de la Alianza Atlántica, cualquier enclave militar de nuestro territorio nacional es un objetivo hipotético de los misiles de Moscú. El Mediterráneo es, hoy, un escenario caliente internacional.

La destrucción sistemática de la franja de Gaza por Israel y la presencia de drones hutíes en el Mar Rojo acentúan la tensión. Es imprescindible rebajar y solucionar estos conflictos, como el de China y la India en su polémica frontera, o entre el régimen de Pekín y la isla de Taiwán. Demasiados escenarios prebélicos que, con la guerra de Ucrania, llevan al mundo a un precipicio de consecuencias imprevisibles. Cualquier chispa puede encender el enfrentamiento. También hay que condenar las amenazas del Kremlin de usar armas nucleares en una confrontación directa con la OTAN. Esa retórica, tan de la Guerra Fría, parecía ya superada, pero el estancamiento de la batalla en Ucrania provoca declaraciones alarmistas.