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La entrada en el Govern, condición que pone Vox para apoyar la investidura de Marga Prohens pone a prueba la determinación de la presidenta del PP balear para cumplir con uno de sus compromisos más reiterados durante la campaña: ejercer el gobierno en solitario. Los resultados del 28-M obtenidos por los conservadores avalan su tesis al quedar a solo cuatro escaños de la mayoría absoluta en el Parlament, con el apoyo de sa Unió de Formentera. El avance electoral es evidente frente al de Vox, que obtuvo ocho escaños.

Prohens y su equipo ponen en juego su credibilidad en esta negociación con Vox, que parece estar interesada únicamente en ocupar parcelas de poder institucional. El desalojo de las fuerzas progresistas solo requiere de la abstención de los diputados de Vox en el Parlament, un gesto que puede implicar    concesiones de rango menor, pero sin la desproporción de entrar en el  Consell de Govern. El peso de la representación de Vox en la cámara autonómica balear no es comparable al de la Comunidad Valenciana. El PP balear goza de autonomía para gestionar el pacto de investidura con Vox. La coincidencia en la estrategia de Marga Prohens y Alberto Núñez Feijóo es casi milimétrica en esta cuestión. Gobernar en minoría es posible, y necesario incluso cuando los hipotéticos aliados exigen compromisos inaceptables.