01/10/22 3:59
La anexión de las provincias ucranianas de Lugansk, Donetsk, Zaporiyia y Jersón a la Federación Rusa, que Vladimir Putin materializó ayer tras unos referéndums ilegales, aleja la posibilidad de un acuerdo negociado para el fin de la guerra. Al mismo tiempo supone un desafío a toda la comunidad internacional que no reconoce las nuevas fronteras. El dirigente ruso se adentra en un callejón sin salida para materializar la estrategia encaminada a resucitar el viejo imperialismo ruso donde Putin se erige en el nuevo zar. Poco le importa violar los tratados que facilitaron la independencia de Ucrania utilizando consultas amañadas y sin ningún tipo de garantías.