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El regreso, ayer, de don Juan Carlos a España, a bordo de un avión privado procedente de Abu Dhabi, tiene todos los visos de ser un capítulo experimental para la vuelta definitiva del rey emérito tras quedar cerradas las causas judiciales que tenía abiertas por deudas pendientes con la Agencia Tributaria. El aterrizaje en el aeropuerto de Vigo supuso el fin de 655 días de expatriación de don Juan Carlos, medida que adoptó Felipe VI –en calidad de jefe de la Casa Real– para evitar que los escándalos financieros protagonizados por su padre erosionasen la institución monárquica.

Toda la operación ha contado con el aval del Gobierno, aunque el presidente, Pedro Sánchez, reclama al anterior jefe del Estado una comparecencia tras haber efectuado varias regularizaciones fiscales. Se quiere poner fin al destierro, de facto, del rey emérito, cuya figura todavía genera controversia social y política en nuestro país.

A pie de escalerilla sólo la infanta Elena recibió a don Juan Carlos, gesto significativo sobre la cautela oficial con respecto a la vuelta definitiva. Los próximos meses serán determinantes para saber si la presencia del rey emérito en España deja de ser esporádica y en qué condiciones se produce, una vez que ha quedado sin asignación económica de la Casa Real y tiene vetada, de momento, su residencia en el complejo de La Zarzuela.