Los datos que publicamos hoy -estimaciones realizadas por el Observatori Socioambiental de Menorca- sobre la afluencia de turistas y la presencia humana en la Isla revelan un descenso durante el mes de agosto, con cifras de las temporadas de la década de los 2000.
La Asociación de Empresas de Viviendas Turísticas de Menorca (Viturme) añade que, de mayo a agosto, este año han llegado 371.000 visitantes menos respecto a 2019, año precovid. Pero a pesar de estas bajadas, las percepciones han sido de masificación. El gran reto de Menorca, que constituye al mismo tiempo una asignatura pendiente que se arrastra desde hace años, consiste en la estacionalidad. La temporada se concentra de junio a septiembre y el debate sigue abierto. Es que la oferta turística ilegal duplica hoy las plazas legalizadas. En mayo el Consell tiró la toalla con Airbnb y otros grandes portales que comercializan esta oferta ilegal, porque los tribunales dieron la razón a estos gigantes del sector. Los hoteles ya no son la principal oferta de alojamiento al sumar más plazas el alquiler turístico, las viviendas vacacionales y los agroturismos. ¿Cuál es su vinculación con la estacionalidad?