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En numerosas ocasiones la Sindicatura de Comptes ha formulado severas advertencias sobre el grave caos financiero en el que está sumida la sanidad pública balear, pero por primera vez ha cifrado en 200 millones de euros el desfase registrado el 2017. En el informe dado a conocer ayer llama la atención que en un solo ejercicio se alcancen cantidades tan elevadas, y más en cuestiones previsibles como son los costes salariales del IBSalut.

Se repiten los incumplimientos y se infringen los controles sobre el gasto con insistencia e insolente perseverancia por parte de los gestores del Govern, a pesar de las reiteradas advertencias de los síndicos. La conclusión consiste en que no hay interés en la sanidad pública balear para fijar reglas presupuestarias y cumplirlas con rigor.

La gestión del IBSalut se caracteriza por la improvisación, en lugar de cumplir los preceptos de transparencia financiera, y, en todo caso, justificar los incumplimientos. El IBSalut no es el único organismo que en Balears hace caso omiso a las recomendaciones de la Sindicatura de Comptes. Lo grave es que estas infracciones quedan impunes o caen en el olvido. Un proceder que no resulta admisible en los responsables institucionales.