En pleno debate de Presupuestos, el secretario general de Podemos-Balears, Alberto Jarabo, comunicó a la presidenta del Parlament, Xelo Huertas, su expulsión definitiva de la formación política y, en consecuencia, del grupo parlamentario. Ello implicará la inmediata destitución de Huertas como presidenta de la Cámara. Se abre un periodo de dudas e indecisión sobre un procedimiento del que no existen precedentes y con dudas sobre su legalidad.
Mientras, el Parlament se halla en una inédita situación de provisionalidad y unas consecuencias que se desconocen.
Podemos esgrime el incumplimiento del código ético para justificar la expulsión de Huertas. Con el reglamento en la mano, el Parlament debe sustituir a una presidenta elegida por el pleno, pero que es destituida por un grupo político que, además, no es el mayoritario. Un escenario que augura más tensiones. La decisión de Podemos es exagerada. Huertas aplaza la reunión de la Mesa, a la que corresponde tramitar su expulsión, a después de las fiestas. En el aire, cuál será la composición de la nueva Mesa y quién asumirá la presidencia del Parlament. Demasiada inestabilidad e incertidumbre.