El hallazgo casual en Cala Barril de uno de los cargamentos más importantes de cocaína que han aparecido en la Isla en las últimas dos décadas revela que Menorca aparece en la ruta de los narcotraficantes que operan a media o gran escala, como se puede deducir por la presencia del fardo de 20 kilos descubierto entre las rocas el pasado lunes.
Las características del saco, idénticas a los tres hallados en Formentera hace dos meses, y la presencia, no confirmada, de un geolocalizador en su interior para que fuera recogido por otros traficantes, bien en tierra o en el mar, siembra la duda sobre su destino final y la posible existencia de una red de distribución interinsular.
La Labor de la Guardia Civil, preferentemente, y de la Policía Nacional ha sido de lo más efectiva en las detenciones que han permitido desmontar varios grupos organizados de venta. De ahí que sea fundamental, una vez más, la investigación abierta por la policía judicial de la Benemérita y el equipo de delincuencia organizada y antidrogas (EDOAS)para saber quién era el destinatario de los 20 kilos de cocaína.
Es evidente que la eficacia policial es una de las mejoras herramientas para combatir el tráfico de drogas y los graves daños que provoca su consumo.