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La segunda derrota del socialista Pedro Sánchez en la votación de investidura abre una etapa insólita en la política española. Un plazo de dos meses para alcanzar acuerdos y explorar nuevas fórmulas al resultar insuficiente el pacto PSOE-Ciudadanos. Un tiempo nuevo que prolonga la interinidad del Gobierno en funciones del PP que preside Mariano Rajoy con una provisionalidad que ya debería haberse cerrado hace semanas.

El rechazo de Podemos a apoyar la investidura de Sánchez -que justifican los dirigentes del partido de los círculos por su acuerdo previo con Albert Rivera- ha suscitado las críticas de la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, y del exfiscal y exeurodiputado Carlos Jiménez Villarejo. Pero también hay reticencias en el PSOE por la dureza y la agresividad que empleó Pablo Iglesias contra los socialistas en los dos fallidos debates de esta semana.

En estos sesenta días se pondrá a prueba la capacidad de diálogo y altura de miras de los líderes políticos de España así como la habilidad con la que actúa el jefe del Estado. El rey Felipe VI tiene capacidad para desencallar el colapso institucional proponiendo incluso un candidato independiente.