Nadie sabe qué Gobierno se llegará a formar en España, con qué apoyos parlamentarios y quién lo presidirá; o si habrá que volver a las unas dentro de pocos meses si no hay fórmulas para resolver las numerosas incógnitas que han abierto las elecciones generales del 20 de diciembre. Estas incertidumbres afectan a la economía, como lo confirma la respuesta bajista de los inversores en la Bolsa, y abren demasidas dudas.
Pero la incertidumbre va más lejos de si en Madrid se podrá constituir un Gobierno con un mínimo de estabilidad. Este fin de semana las CUP apuran la última oportunidad para pronunciarse y deciden apoyar la investidura de Artur Mas para que siga al frente de la Generalitat de Catalunya. En caso contrario, nuevas elecciones.
El problema catalán acentúa la intranquilidad y enturbia el escenario para el Gobierno de España, con especial incidencia en el PSOE, una formación que no logra ponerse de acuerdo sobre cuál ha de ser su decisión. Los indicadores apuntaban la consolidación de la reactivación económica en 2016, pero mientras no se aclare el panorama político y las instituciones recobren el pulso, no habrá tranquilidad ni optimismo.