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La conmemoración, ayer, del Día Mundial contra la Violencia de Género ha puesto en primera línea de la actualidad una de las lacras sociales más nocivas y de la que, por desgracia, no somos una excepción. Durante este año han sido asesinadas en España 48 mujeres, lo que implica otros tantos fracasos de las políticas contra el machismo y contra aquellos que siguen considerando la mujer como inferior al hombre.

Es cierto que se han conseguido avances importantes en la equiparación de derechos, pero queda mucho camino por recorrer para erradicar comportamientos basados en erróneos conceptos posesión y superioridad del hombre sobre la mujer. La violencia machista solo se puede combatir con eficacia desde la educación, no solo en las aulas, sino también en el seno de las familias.

Incomprensiblemente, todavía perduran hoy sectores que se muestran comprensivos con el machismo. Son necesarios pronunciamientos judiciales ejemplares como la sentencia pionera dictada por el magistrado de lo Penal de Maó Bartomeu Mesquida que impone un año de prisión a un hombre por maltrato psicológico y vejatorio a su pareja en Menorca.