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El Govern ha iniciado la redacción de una batería de medidas cuya aplicación incrementará la presión fiscal. Estos aumentos impositivos se centrarán en la rentas más altas. Iniciativas de esta naturaleza siempre generan controversia y han de estar presididas por la prudencia para evitar efectos negativos. El nuevo Govern quiere obtener más ingresos para paliar la pésima financiación estatal y mejorar los servicios públicos.

Una de las medidas tributarias consiste en equiparar el tramo autonómico del IRPF para las rentas superiores a los 65.000 euros anuales, que hoy en Balears está por debajo de la media estatal. Sorprende que se haya mantenido esta situación cuando en las rentas más comunes los tipos de IRPF corresponden a la zona alta en relación a otras autonomías. Un contrasentido que se quiere corregir. Ante la polémica que se suscitará es preciso evitar el discurso fácil de la demagogia que impregna el debate, porque el PP ha aumentado la presión fiscal de manera indiscriminada con el IVA y no es bueno castigar como operación de maquillaje ideológico desde la izquierda a las rentas más altas, que también son un motor económico imprescindible.