El Consell d'Eivissa plantea, pero sin concretar la fórmula, la creación de una tasa que grave la llegada de vehículos a la isla para paliar la saturación de la red viaria. Esta propuesta se añade a la realizada, en términos similares, por el Consell de Formentera. Son dos reacciones a una temporada turística que está poniendo a prueba la capacidad de respuesta de los servicios e infraestructuras públicas al haberse desbordado las previsiones de ocupación.
Los anuncios de los consells pitiusos constituyen dos aldabonazos de alarma ante el colapso que provocan las puntas de demanda en territorios pequeños como Formentera, Menorca y Eivissa, cuyas carreteras no pueden absorber el parque móvil durante el verano.
La proliferación de vehículos, tanto de alquiler como de particulares; de embarcaciones en el mar, el aumento de demanda en la atención sanitaria, suministro de agua y posterior depuración, refuerzos policiales, aparcamientos... exige más servicios públicos, cuyo coste y mantenimiento pagamos los contribuyentes de estas islas.
Debemos apostar por un turismo de mayor calidad, menos masificado y más acorde con nuestros recursos y entorno.