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Desde tiempos inmemoriales que se habla de la desestacionalidad del turismo, pues, bien, he aquí una oportunidad histórica, que quizá no se repita jamás.

Soy una de esas personas que cuando viaja, aparte del placer, también viajo para aprender, fui a Londres en viaje de COU, pero no fuimos a Stonehenge, y años después fui única y exclusivamente para visitarlo, unas colas inmensas de personas y nada para comer o masticar, limpio a más no poder y que yo sepa el único monumento que se muestra al público, entre otras cosas porque no han descubierto ninguno más. Y aquí viene la pregunta del millón, ¿en Menorca podríamos hacer algo así y además mejorándolo?

Estoy convencida de que sí, la idea del centro de interpretación es genial, pero debe ser mejorando lo que vi en Gran Bretaña, ¿en qué podemos mejorarlo? Dos únicas entradas y pagando de manera simbólica por ver en tres dimensiones la vida de los menorquines de las épocas talayóticas, naturalmente entregándoles gratis las gafas para poder verlo, estaría bien empezando con los pre-talayoticos, siguiendo con los talayóticos y acabando cuando la cultura talayótica finalizó, creo que con la invasión romana, recuerden que los honderos menorquines lucharon con los fenicios, llegando a las puertas de Roma con Amílcar Barca y luego llegó la invasión romana en la que fueron también una infantería de lujo para los romanos. Las causas de la extinción de esta cultura la documentan múltiples estudios y hechos por grandes arqueólogos en los que yo ahora no voy a entrar, pero sí diré que tantas taulas y talayots pueden perfectamente competir, todo es un problema de marketing bien hecho, entre otras cosas del centro de interpretación, después de ver nuestra ancestral cultura, no debe de haber vuelta atrás y me refiero físicamente, se debe continuar después de haber pasado por el túnel del tiempo a una sala con dos puertas, una para entrar en la macro tienda, donde hallar desde llaveros hasta vajillas con la imagen de cada taula y talayot, y otra puerta para entrar en el restaurante, elegante, sobrio y asequible a todo el mundo, desde un plato caro a un plato barato, y por último un bar terraza en el que beber, solo bebidas, ya está el restaurante para comer quien lo desee.

Y continuando, se deben de hacer itinerarios de taulas y talayots, tres taulas y talayots por cada mañana, uno conocido y dos desconocidos, a fin de que nuestra riqueza sea conocida por todos los visitantes. En principio solo con mandar propaganda a todas las universidades españolas y algunas del extranjero, el turismo que en teoría debe de venir debe ser diferente del de «sol y playa», aunque debemos aprovechar este turismo para a su vez hacer más propaganda, esto sí, siempre en minibuses y respetando la naturaleza y el entorno, este turismo puede muy bien visitarnos en épocas diferentes del año, haga sol, frío, llueve o incluso nieve.

Lo que no puede ser es continuar lamiéndonos las heridas y diciendo que es imposible desestacionalizar el sector turístico, si nunca nos hemos puesto manos a la obra, y otra cuestión, el famoso Camí de Cavalls, pero si no hay un solo caballo, asombrada estoy que no se haga ni tan siquiera una sola carrera a caballo, sería unos de los mayores espectáculos dignos de ver, y la carrera en sí, seria a lo «bravo», o así me la imaginaba yo, todos los caballos salen a la vez, pero solo gana el que llega primero, habiendo hecho antes un exhaustivo estudio del camino, hay trozos donde solo pasa un caballo a la vez y es una carrera de resistencia, se sabe cuándo empieza y solo termina con la llegada del primer caballo con su jinete, naturalmente, con todas las medidas de seguridad incluidas, pero el que no puede acabar la carrera queda automáticamente desclasificado y si alguien se para a descansar, el problema es del jinete, no de la organización, la carrera solo tiene una etapa, llegar a la meta primero a partir del comienzo de la misma, si se hace de noche y se descansa, el jinete debe saber que pueden adelantarle o bien porque alguien no se pare o bien porque se han levantado con los primeros rayos de sol, todo el perímetro del Camí de Cavalls en una sola etapa, ¡el mundo es de los intrépidos!