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Me dirijo a todos los lectores con un mínimo de criterio y con ganas de ir contracorriente.

Me dirijo a esos vecinos de los pueblos de Menorca que no se dejan engañar por nada ni por nadie.

Me dirijo a todos aquellos seres humanos que todos los días, con buena fe depositan su basura en esos contenedores blanquitos, nuevos e inmaculados, que el Ayuntamiento ha repartido en todas las viviendas de algunas localidades como Mahón, Es Castell y Son Vilar.

Me dirijo también a los pueblos a los que aún no ha llegado.

Me dirijo a todos vosotros que falsamente os han convencido de un método «increíble» para la recogida de basuras, en donde supuestamente cada día de la semana se recoge un tipo diferente de residuos para irse directamente a la planta de reciclaje y gestionarlo como «dicen». Un día lo orgánico, otro el plástico, otro el cartón, vidrios,…

Os dicen qué tenéis que tirar cada día de la semana sin cuestionaros si realmente funciona verdaderamente tal como os dicen, o si tiene algún tipo de repercusión en vuestras vidas, como….el control de lo que hacéis y consumís?

Pues nada más lejos de la realidad. Os invito a que cada día os asoméis a la ventana o salgáis a la calle en el momento de la recogida, para ver, estupefactos, como no solo recogen vuestros impolutos cubitos, sino que los de los comerciantes que dejan también otros como plástico y cartón se van al mismo camión.

Podéis hacer la prueba y tirar vuestra basura como hacíais antes, sin el cubito blanquito, y mirar como se lo llevan igualmente.

Os invito a que paséis por la planta de reciclaje de Milá para ver el tamaño de las ratas que se pasean airosamente entre las montañas de mierda que albergan sus instalaciones. Dentro de poco el Monte Toro pasara a un segundo plano.

De la misma manera podéis acercaros a esas casetas de «reciclaje» que tienen repartidos en diferentes puntos de vuestro pueblo y ver como cucarachas y ratones compiten por los restos la pizza que comisteis hace una semana y aún continua entre los plásticos y cartones esperando a que este gentil ayuntamiento se lo lleve.

Una vez dicho esto podéis seguir tirando la basura en vuestros cubitos resplandecientes y codificados, o dejar de seguir con esta farsa y volver a la antigua usanza del «puerta a puerta» pero sin el dichoso cubito.

Porque esto al fin y al cabo, una vez más, no se trata de venderos la moto para que seáis unos buenos conciudadanos, sino para registrar cada una de vuestras actividades en el día a día y controlaros.

Yo, un vecino cualquiera, seguiré, libremente, viendo como mis bolsas de residuos se los lleva el camión de la basura, como siempre y sin que pase por el cubito.