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No pierde este medio de comunicación su oportunidad de denostar a Vox por activa y por pasiva, venga o no venga a cuento. Es el caso del editorial del pasado día 15 y del análisis del director del mismo día.

A primera vista, el móvil de sendos escritos son dos temas planteados en el Parlamento balear que «no aportan ni interesan» (el reconocimiento a la princesa Leonor y la colocación de la bandera de colorines, que solo representa a algunos, en su fachada que es de todos), y que el editorial aprovecha para culpar a Vox de que las instituciones sean espacios de enfrentamiento y de contribuir al deterioro de la política.

Más adelante queda claro que el móvil inicial se queda muy corto. El escrito de análisis da un repaso nada insignificante a otros temas relacionados con Vox, todos basados en conjeturas que, según el autor, provienen de susurros en los pasillos del Parlamento balear de los que, todo parece, recibe buena cuenta de sus ‘confidentes’.

Habiendo puesto su granito de inquina en contra de Vox, el texto del editorial señala que los problemas acuciantes son otros, pero hábilmente omite al PSOE, que gobernó desde 2015 a 2023, y también al PP, actualmente en el gobierno y en varias legislaturas pasadas. En fin, por un lado, esos problemas no son nuevos; por otro, Vox todavía no ha gobernado pero, para la redacción el hecho de que estos problemas no se hayan resuelto todavía también sería culpa exclusiva de Vox.

Cuando se trata de tener el beneplácito de los dos partidos mayoritarios, se nota demasiado que el diario sigue sus consignas y se autocensura, aún a costa de perder la dignidad. A todas luces se trata de un afán interesado por volver al bipartidismo y asegurar el ingreso constante de sus subvenciones, para lo cual hay que seguir atacando a Vox, aunque sea con males imaginarios.

Muy nerviosos están muchos de que Vox siga existiendo y de que, a pesar de errores y crisis internas —como si fuera el único partido que los comete y las tiene— no solo se mantenga sino que se supere sufragio tras sufragio. Su nerviosismo y sus afrentas nos hacen más fuertes en nuestro objetivo de ser la palanca necesaria para paliar el progresismo rampante, en el que cada vez se diferencian menos los dos principales partidos de la escena política, también en Balears.