2012 fácilmente se podría pensar que es el año en que estamos, pero también pueden ser las cifras de un cupón de la once, o si lo prefieren y lo multiplicamos por dos, también podrían ser las cifras de la nómina de un alcalde. Si lo multiplicamos por tres, podría ser la paga vitalicia de un ex-presidente del Consell Insular. Si es por cuatro, la nómina de un ministro. Si es por cinco, nos acercaríamos a la de un presidente del gobierno… y así podríamos seguir sumando o multiplicando para ir encontrando otras enloquecedoras coincidencias.Los cambios en la numerología o en las matemáticas son para los mileuristas. Para ellos, las cosas ya son diferentes. Las mil y una noches podrían ser las que se pasan sin dormir pensando en cómo poder pagar, comer y llegar a fin de mes. Si además le restamos todos los impuestos, la nueva inflación que tienen los gravámenes, la disminución de prestaciones sociales, el paro, los recortes, las reformas laborales… y todo lo que está por llegar, es más que probable que trabajemos (los que trabajen) solo y exclusivamente para pagar impuestos y robustecer las nóminas de los excelentísimos Señores ministros y demás derivados de la caterva política. Muy seriamente, a veces pienso qué trabajar mucho y ganar poco, para que otros con menos capacidad y voluntad trabajen poco y se conviertan en millonarios. Es mejor coger la tumbona y emigrar al desierto de Atacama o a cualquier otro desierto. Quizás allí, con un poco de suerte, encontremos un pequeño vergel para poder superar nuestras desdichas. Y si la suerte no nos favorece, (¡total, qué más da!), con toda tranquilidad esperaremos a que nos llegue el momento de quedarnos tiesos. Y cuando esto ocurra, podremos ser picoteados, devorados y tragados, pero, por otra especie de aves carroñeras, como mandan las leyes de la madre naturaleza.
Uno puede ser de izquierdas o de derechas, (¿cuál es la diferencia?). En mi caso, siempre he sido de derechas, pero nunca sumiría la cabeza en un agujero para dejar pasar las cosas que considero que son abusivas o desmedidas. En una anterior carta relataba, a mi manera, las virtudes del tabaco. En ella le decía al señor Rubalcaba que si su única visión de futuro para salir de la crisis era subir los impuestos del tabaco, que apagaran sus puros y se marcharan, y en algunas cosas considero que me equivoque al escribirla.
En esta ocasión, me dirijo al Señor Mariano Rajoy, a todo el aparato del Partido Popular, y en especial a los Populares de las islas Baleares, para decirles que si su única visión de futuro para salir de esta crisis, además de las subidas de impuestos y los recortes, son los despidos del personal sanitario, la precariedad de médicos, los medicamentos genéricos, la tasa de las tarjetas sanitarias, los copagos… o en definitiva, cualquier cosa a costa de la gente humilde que no goza de buena salud y de la sanidad pública, vamos mal. Sepan Ustedes que esto es lo más vil y rastrero que jamás haya podido hacer nadie contra las personas que no gozan del mismo estado de potencia como la que disfrutan algunos miembros del Partido Popular.
Señor Rajoy, durante toda su campaña, incluidos los debates televisivos, prometió Usted a todos los Españoles un cambio, y tengo que reconocer que ha sido Usted rápido y concluyente para consumarlo. La incoherencia es que a todo lo que antes decía no, ahora es sí y lo que sí, ahora no. A pesar de todas estas reformas que están Ustedes llevando a cabo, que en definitiva, no son más que subir impuestos y vapulear al trabajador, yo me pregunto dónde y cómo piensa Usted colocar a estos cinco y más millones de parados. O muy tácitamente tendremos que esperar hasta las próximas elecciones, para que en plena campaña electoral, una vez más nos venga Usted con la jácara, vociferando a los cuatro vientos y a todos los españoles que todo marcha bien y que la economía del país se ha recuperado en un punto o dos con respecto a años anteriores. Y me continúo preguntando, qué concepto tendrán Ustedes, los políticos, de lo que es un país. ¿A caso, un exuberante y pletórico jardín de propiedad privada, en el que como terratenientes tienen Ustedes sembrado un sabroso y consolidado sueldo para el resto de sus días?
El señor Zapatero tardó ocho años en dejarnos como estamos. Usted, Señor Rajoy, al paso que va, con su formidable aparato y con sus nuevas revoluciones, será el más veloz de todos. En menos tiempo y si nadie se lo impide, nos terminara de almidonar.
Jean Jacques Rousseau en una de sus frases de la época decía: "la paciencia es amarga, pero sus frutos son dulces". Pero esto era otra época. Hoy, "la paciencia es amarga, pero ni florece ni da frutos".
Francisco Pérez Llabrés
Ciutadella
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