Mujer, negra y pobre

TW

Si naces mujer, negra y pobre lo vas a tener difícil en esta vida. Si, además, naces en África, lo tendrás todavía peor. Aceptar esta realidad es muy doloroso. Hay verdades que cuesta mirarlas de frente, a la cara. Por eso acostumbramos a mirar hacia otro lado. O no excusamos pensando que esa realidad ha sido siempre así y que no podemos hacer nada para cambiarlo. Eso supone aceptar una injusticia y un destino por haber nacido niña africana negra y pobre. Pero hay personas románticas y generosas dispuestas a aportar algo para paliar esa injusticia.

Conozco a Biel Calafat desde hace muchos años y hemos compartido juntos algunos proyectos artísticos. Él, como fotógrafo y yo como gestor cultural. En sus fotos él siempre ha mostrado un interés por la mujer. Siempre había recurrido a una mujer para profundizar sobre su imagen, su mundo y su simbología. Su fotografía era poética y también ha ilustrado a poetas de la talla de Àlex Susanna o José Luís Clemente. Biel Calafat construía sus imágenes buscando expresar la belleza femenina y una evocación de misterios inaccesibles.

Hasta que su vida dio un giro y cambió. Biel dejó su trabajo en un estudio de arquitectura, abandonó la Isla y su Maó que había colaborado a promover como regidor municipal. Inquieto, buscó darle un nuevo sentido a su vida. Se fue tras un sueño, el del padre Bonet que quería construir un hospital en Binde, la África negra y profunda. Él puso sus conocimientos y su esfuerzo personal comprometido en un voluntariado social que siempre había llevado dentro y que ha sido su motor vital estos últimos años.

Sus estancias en África se han ido prolongando y combinando con temporadas en América del Sur, especialmente en el Amazonas. Siempre con una cámara en mano y una sensibilidad a flor de piel. Porque aquella cámara que le había servido para crear imágenes de ficción se ha convertido en un arma para mostrar realidades y despertar emociones solidarias frente a situaciones sociales invisibles.

Entre ellas, la belleza de la humilde mujer trabajadora. Como cantaba Víctor Jara: «¡Qué lindas son las obreras, bailemos con ellas!». Porque esas mujeres son tan hermosas y admirables como las modelos de pasarelas de moda. Biel Calafat las define como «mujeres fuertes, valientes, luchadoras, conservadoras del espíritu». Y lo son. Todo esto las hace hermosas, auténticas, fuera de los cánones de belleza exterior, pero con la belleza interior de esos valores. Y, para que quede claro, sus fotos son de gran tamaño, para exaltarlas como monumentos.

Pero Biel va un paso más allá y nos pide que nos fijemos en sus miradas. El título en portugués que ha puesto en esta exposición, «Olhares», nos remite a las miradas de aquellas mujeres y a la reminiscencia de aquel idioma del África colonial. Y encontramos en aquellas miradas una diversidad de expresiones: desde la desconfianza ante el hombre blanco con una cámara, hasta la esperanza de que sea un cliente de los productos que ofrece a la venta. Bastantes fotografías, en riguroso blanco y negro, muestran a las zungueiras, las vendedoras ambulantes que recorren grandes distancias con productos en equilibrio sobre sus cabezas. Para Calafat estas mujeres son un ejemplo de resiliencia, de su capacidad de sobrevivir en situaciones inverosímiles.

Cada mirada es un universo profundo, en su oscuridad y su misterio.

En el catálogo que acompaña la exposición hay un texto de José Vicente Ballester, director del Instituto Cervantes de Rio de Janeiro, que nos habla de las mujeres fotografiadas como «…de rostros orgullosos, sonrientes o endurecidos, que dan testimonio de la dignidad y fortaleza de unas mujeres, de sus trabajos y de la dureza de las condiciones con las que, día a día, organizan sus vidas en un espacio social devastado por décadas de guerras». De eso va la intención de esta exposición, de documentar gráficamente tantas vidas reales, heroicas e invisibles. Un arte, el de la fotografía, para traernos, desde el otro extremo del planeta, esos testimonios de vidas, de esperanzas, de sueños y decepciones de unas mujeres dispuestas a todo para sacar adelante a sus familias. Reconozcamos su belleza.