La inteligencia emocional es la encargada de entender y controlar las emociones propias y las de personas que nos rodean. Parece por tanto que se trata de una nueva habilidad que ya se debe tener en cuenta en el presente y en el futuro.
Goleman, ya a finales de siglo nos decía que: «el término inteligencia emocional se refiere a la capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos, los sentimientos de los demás, motivarnos y manejar adecuadamente las relaciones que sostenemos con ellos y con nosotros mismos. Se engloban habilidades muy distintas, aunque complementarias, a la inteligencia académica exclusivamente cognitiva que se mide por el cociente intelectual».
La inteligencia emocional nace de las deficiencias que tiene el cociente de inteligencia para predecir o indicar comportamientos de éxito. Tener un muy buen cociente intelectual no es garantía de tener éxito en la vida. La velocidad en que la vida nos acontece y sorprende, los cambios técnicos, sociales, económicos, y en todos los ámbitos de nuestra vida, nos demandan cada vez más habilidades y comportamientos diferentes a los que nos pedía, años atrás el devenir de la vida cotidiana.
En otras palabras, hay una dualidad que se aproxima a una distinción, popular, entre «corazón y cabeza», entre mente racional y mente emocional, pero sin olvidar que a nivel de interconexión cerebral los sentimientos son esenciales para el pensamiento y el pensamiento lo es para el sentimiento.
Y con lo dicho, nos puede surgir el concepto de competencia: es decir, un individuo es más competente si el conjunto de conocimientos, capacidades, habilidades y actitudes, (entre ellos, la inteligencia emocional), son suficientes para realizar actividades con un nivel de calidad y eficacia realmente de éxito.
Una buena aplicación de inteligencia emocional se puede implementar en diferentes ámbitos, por ejemplo, en el trabajo, en las escuelas, en las relaciones humanas interpersonales, y, cómo no, en la resolución de conflictos, prevención de conductas antisociales, incluso en el curso de una enfermedad. Los médicos sabemos y comprobamos que, con buen ánimo se suele estar menos enfermo y los pacientes se recuperan más fácilmente.
La inteligencia emocional, reincidimos, consiste pues en conocer las emociones, saber manejarlas, motivarse a sí mismo, reconocer las emociones de los demás y establecer relaciones hábiles y competentes.
Manejar sentimientos, auto motivarse, ser creativo, ser capaz de sentir lo que sienten los demás y manejar relaciones emocionales con eficacia, son aspectos importantes a la hora de entender lo que es la inteligencia emocional. Es un tipo de inteligencia social que involucra la habilidad de monitorear las emociones propias y la de los demás, distinguirlas y usar la información.
Y por último se puede afirmar que una persona con una inteligencia emocional relevante toma decisiones rápidas, es flexible, está orientada en el logro, tiene capacidad de persuasión, es sensible y tiene posibilidad de éxito laboral y progresar en la jerarquía institucional.
Una pregunta interesante es: la inteligencia emocional se desarrolla con el tiempo o bien es un rasgo de personalidad, un aspecto de la personalidad más que conforma nuestro psiquismo?. Estamos en discusión para resolverlo adecuadamente. Pero ya entendemos que todo nuestro entorno, las personas con las que nos relacionamos, compartimos trabajos, tareas y experiencias, recibimos sus influencias, sus consecuencias e incluso sus manipulaciones, y las personas nos encontramos en un contexto en el que la inteligencia emocional está presente y determina en gran medida la vida cotidiana, nuestros actos, nuestras decisiones y puede ser utilizada de forma perversa en ámbitos sociales, laborales y políticos que se sirven de la manipulación de la inteligencia emocional para conseguir sus propósitos a veces poco o inesperados.
Tras esta breve introducción y como miembro del voluntariado de la Fundación Hospital Naval de la Illa del Rei, y tras unos meses de compartir con compañeros de fatigas que, domingo tras domingo, nos acercamos a esta isla, patrimonio cultural indiscutible de Menorca, puedo afirmar con contundencia que todo esto es posible gracias a la inteligencia emocional que posee el intercultural y variopinto personal que allí se reúne. Somos personas que por motivos diferentes, con algunos valores compartidos, y capaces de ser competentes para alcanzar metas y objetivos, y con un contrato emocional no escrito, son dirigidos por un líder carismático, con motivación inspiradora, visión de futuro, creador de estrategias, reconocedor de necesidades, niveles altos de razonamiento moral, creación de un clima positivo, y con alta eficiencia emocional que le proporciona supra competencias: gestión, persuasión, asertividad, decisión, con sensibilidad y excelente comunicación oral.
En la celebración de los 20 años del inicio de la fundación Hospital naval de la Illa del Rei se ha puesto de relieve el «si se puede, si es posible», con los voluntarios y con el líder del proyecto, Luis Alejandre. Hombre admirado y reconocido por muchos, no comprendido a veces por otros, pero sin posibilidad alguna de detracción ni en su liderazgo ni en la labor del voluntariado que le sigue. La realidad está ahí, podemos ver, observar y contemplar la inmensidad, y la majestuosidad monumental presente en nuestro querido puerto de Mahón.
Josep Rebordosa Serras
Voluntario
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