Foto: Josep Bagur Gomila

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La DANA ha cambiado algunas costumbres y hábitos. Por ejemplo en las televisiones. No solo dedican tiempo, incluso espacios específicos, a desmentir bulos relacionados con la catástrofe, sino que el tiempo dedicado al tiempo es más extenso y detallado. Y a los que no son informadores meteorológicos, nos da por mirar al cielo con mayor frecuencia, intentando escrutar las nubes que pasan, su dirección, velocidad y color, como si fuéramos capaces de hacer una predicción, consultando el móvil por si nos ha llegado una alerta. Ya no solo tenemos nuestros archivos digitales en la nube, ahora se esconde allí nuestro destino, más astrológico que meteorológico. Los humanos nos dejamos llevar por las modas y cuando la de ahora pase, cuando estemos escarmentados de alarmas sin consecuencias, es probable que nos pille desprevenidos.